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Jorge Carrascal, el colombiano figura silenciosa en el título de Flamengo campeón de la Copa Libertadores 2025
El cartagenero tuvo una destacada actuación durante el torneo más importante del continente.
La tarde en Lima tenía el aire pesado de las grandes citas. Desde temprano, los alrededores del Monumental se llenaron de camisetas rojinegras y verdiblancas, en una reedición brasileña por la gloria de América. Palmeiras y Flamengo volvían a cruzarse en una final de Copa Libertadores, cuatro años después de la consagración del club paulista en 2021. Esta vez, el desenlace fue distinto: el ‘Mengao’ se impuso 1-0 y alzó su cuarta corona continental (1981, 2019, 2022 y 2025).
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En medio de esa batalla táctica y cerrada apareció la figura silenciosa de Jorge Andrés Carrascal, el único colombiano en la cancha, convertido en protagonista de una historia que lo llevó desde las calles de Cartagena hasta la élite del continente.
El mediocampista ofensivo fue titular y disputó los 90 minutos en el esquema de Filipe Luís, formando parte del engranaje que sostuvo a Flamengo en un partido de máxima tensión y escasos espacios.
El camino de Carrascal hasta la noche de Lima
El recorrido del colombiano hasta este título no fue improvisado. Después de su paso por Millonarios, River Plate y el Dínamo de Moscú, Carrascal llegó a Flamengo en agosto de 2025, en una operación cercana a los 12 millones de euros y con un contrato a largo plazo, pensado precisamente para elevar el techo competitivo del plantel en Serie A y en Libertadores.
Su debut oficial con la camiseta rojinegra se dio en los octavos de final de esta misma Copa Libertadores, entrando desde el banco frente a Internacional en el Maracaná. Desde entonces, fue acumulando minutos, ganándose la confianza del cuerpo técnico y consolidándose como titular.
En el Brasileirao y en el torneo continental sumó goles y asistencias, y se convirtió en una pieza que aportaba pausa, creatividad y cambio de ritmo entre líneas.
El punto de quiebre llegó en semifinales, cuando Carrascal se vistió de héroe marcando el gol decisivo ante Racing en el Maracaná, tanto que encaminó la clasificación a la final frente a Palmeiras.
Ese impacto en instancias definitivas terminó de instalarlo como hombre clave en la estructura de Flamengo.
Incluso una lesión sufrida en el Brasileirao a comienzos de noviembre puso en duda su presencia en el partido de Lima, después de que el club informara un edema óseo en la zona costal.
La recuperación acelerada y el plan médico específico permitieron que llegara apto a la final, lo que Filipe Luís aprovechó ubicándolo desde el inicio.
El contexto de la final: revancha y hegemonía brasileña
La final de la Libertadores 2025 estaba cargada de historia. Palmeiras venía de un recorrido sólido, mientras Flamengo había sobrevivido a un grupo complicado y a llaves cerradas ante Internacional, Estudiantes y Racing.
El Monumental de Lima, que ya había sido escenario de la final de 2019, volvió a ser el teatro de una definición entre gigantes brasileños en un torneo dominado por clubes de ese país en la última década.
En las tribunas, la presencia masiva de hinchas brasileños convirtió la ciudad en una especie de “Lima de Janeiro”, con decenas de miles de aficionados movilizados, una fuerte expectativa económica y un ambiente condicionado por incidentes, entre ellos la muerte de un hincha de Palmeiras en la previa. Mientras tanto, dentro del campo, la tensión se traduciría en un partido trabado, físico y de márgenes mínimos.
El rol de Carrascal en el plan de Flamengo
Filipe Luís apostó por un Flamengo que priorizara el control del balón y redujera los riesgos en salida. En ese libreto, Carrascal ocupó su zona natural como mediapunta o interior adelantado, moviéndose por los pasillos centrales y cayendo a los costados para ofrecer líneas de pase y permitir que los extremos amenazaran la espalda de los defensas paulistas.
Desde el arranque, el colombiano se asoció con el mediocentro y los laterales para fijar marca y atraer rivales. Cuando Palmeiras cerró los espacios interiores, Carrascal respondió con apoyos cortos y descargas rápidas, sin forzar gambetas que expusieran al equipo a una transición en contra.
Su partido no fue de lujos continuos, sino de decisiones correctas: control orientado para evitar la presión, cambio de frente cuando un sector estaba saturado, y movimientos sin balón para despejar la zona donde aparecían Bruno Henrique y los hombres de punta.
En la primera mitad, Flamengo logró adueñarse de la posesión, aunque sin romper con claridad la estructura defensiva de Abel Ferreira.
Las primeras aproximaciones de peligro llegaron por los costados, con centros que no encontraron rematador. Carrascal, mientras tanto, funcionó como punto de apoyo para sostener los ataques, y colaboró en presión tras pérdida, clave para no dejar respirar la salida paulista.
El gol de Danilo y la gestión del 1-0
El desenlace llegó en el segundo tiempo, cuando el partido parecía condenado a un error o a una pelota detenida. En el minuto 67, Flamengo aprovechó un tiro de esquina: el balón viajó al área y Danilo, con un cabezazo certero, rompió el cero y firmó el 1-0 que a la postre decidiría la final.
Ese gol cambió por completo el guion. Palmeiras, obligado a adelantar líneas, dejó más espacios entre mediocampo y defensa.
Allí se vio otra cara del partido de Carrascal: retrocediendo unos metros para recibir, girar y conducir las transiciones que buscaban aprovechar los huecos dejados por el rival.
Sin necesidad de ser el protagonista en la jugada final, el colombiano ayudó a que Flamengo respirara con el balón y no quedara encerrado en su propio campo.
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En los minutos finales, cuando el equipo paulista lanzó centros y acumuló hombres en ataque, el rol del cartagenero se volvió más sacrificado.
Alternó presiones sobre el mediocentro rival, relevos sobre las bandas y recorridos largos para ofrecer salida limpia.
El 1-0 se sostuvo a base de concentración colectiva, intervenciones de la zaga y la capacidad del bloque para reducir el juego interior del rival.
Un título que revaloriza al colombiano
Con el pitazo final, Flamengo se proclamó campeón de la Copa Libertadores 2025 y aseguró su presencia en el próximo Mundial de Clubes y en el nuevo formato de competencias intercontinentales de la FIFA.
Para el club carioca, significó su cuarta estrella en el máximo torneo de clubes de Sudamérica; para Carrascal, la consolidación de un salto de calidad en su carrera.
El mediocampista ya figuraba como campeón de Copa Argentina, Supercopa y liga con River Plate, además de la Copa de Rusia con CSKA Moscú.
Ahora suma la Copa Libertadores con Flamengo a su palmarés internacional, un logro que lo pone en el radar como uno de los colombianos con trayectoria más rica a nivel de clubes en los últimos años.
El impacto de este título va más allá del trofeo. En Colombia, distintos medios destacaron que el ‘10’ de Flamengo estuvo los 90 minutos y fue considerado “pieza clave” en la campaña del ‘Mengao’, lo que refuerza su candidatura para la lista definitiva de la Selección Colombia rumbo al Mundial de 2026.
De las calles de Cartagena a la gloria continental
La narrativa alrededor de Carrascal tiene un componente biográfico que se resignifica con este título. Crónicas recientes han recordado su infancia en el barrio Escallón Villa de Cartagena, donde forjó carácter en escenarios difíciles, y cómo ese contexto marcó un estilo de juego técnico, atrevido, pero también resiliente.
El tránsito por ligas y culturas distintas —Colombia, España en categorías menores, Ucrania y Rusia, Argentina y ahora Brasil— lo ha transformado en un futbolista capaz de adaptarse a estructuras tácticas complejas y a exigencias de élite.
El título de Libertadores con Flamengo aparece como la pieza que faltaba para conectar ese itinerario: del talento callejero al profesional consolidado, del chico que buscaba minutos a la figura que se gana un espacio en la historia del club más popular de Brasil.
Lo que viene después del título
La consagración en Lima abre nuevos frentes deportivos para Carrascal. Flamengo tendrá por delante el desafío del Mundial de Clubes y del Derbi de las Américas organizado por la FIFA, en el que el campeón de Libertadores enfrentará a Cruz Azul, monarca de la Concacaf.
En esos escenarios, el colombiano tendrá vitrina global para consolidar su nombre y seguir sumando argumentos para mantenerse en la órbita de la selección nacional.
Para Colombia, la imagen del cartagenero levantando la Copa Libertadores con la camiseta rojinegra se inscribe en la lista de futbolistas nacionales que han dejado huella fuera del país en el máximo torneo de clubes de Sudamérica.
Otro capítulo que alimenta la tradición de jugadores cafeteros campeones de América, ahora con Jorge Carrascal como uno de los rostros más recientes de esa historia.
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