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Las ocho lecciones que dejaron las jugadoras de la Selección Colombia de Fútbol a todos tras el Mundial
La histórica presentación de las futbolistas no sólo deja partidos ganados y goles, además un legado de valores y enseñanzas.
La Selección Colombia de Fútbol Femenino se despidió del mundial este 12 de agosto tras caer 2-1, en cuartos de final. No fueron derrotadas por cualquier rival, si no ante Inglaterra, el campeón de Europa que gracias al gol de Alessia Russo disputarán su tercera semifinal consecutiva.
La Copa Mundo de Fútbol Femenino que se lleva a cabo desde el pasado 20 de julio en Australia y Nueva Zelanda quedará en un lugar indeleble de la historia del balompié colombiano.
Más allá de los resultados, los goles, las atajadas y las gambetas, las 23 mujeres que recorrieron 14.325 kilómetros para llegar hasta Sidney en Australia, dejaron en la cancha un manual de comportamiento, una decena de lecciones y enseñanzas.
Como entonar el himno
Las mujeres de la tricolor le enseñaron a un país como se entona el himno nacional con ahínco, honor y sentido de patria.
En la retina y el corazón de un país se fundió la imagen de las jugadoras sintiendo cada nota, cada estrofa, cada palabra; algunas con los ojos cerrados y otras como la arquera Catalina Pérez con toda la fuerza de su voz mientras sus brazos se aferraban al de sus compañeras.
Compromiso total sin excusas
Ellas también le enseñaron a un país, que existe la disposición, la decisión, el compromiso, el ahinco, no las excusas.
Todas mostraron una disposición en el ataque y en la defensa. Nunca demostraron agotamiento, siempre corrieron, lucharon se sacrificaron.
Algunos ejemplos de ello fueron Mayra Ramírez de 24 años de edad y oriunda de Sibaté que generó un terremoto de emociones cada segundo en la cancha, disputaba cada balón como si fuera el último segundo de la última jugada.
Un ejemplo de persistencia, insistencia, talento y rescilencia. Una campeona en el terreno y en la vida.
Disposición desde el banco
Otra de las grandes combativas fue Ana María Guzman que con tan solo 18 años hinchó el corazón de los amantes del fútbol; con buen tino no faltaron los comentarios que extrañan un lateral con sus características en la selección masculina.
Sus pases fueron precisos y su fuerza interior se desató en la cancha, recuperó varios balones limpiamente, sin falta. Ante su imbatible energía y poder varias de sus contrincantes perdieron el equilibrio. Siempre sonriente, siempre segura y siempre arrolladora.
Liderazgo
Por su parte Catalina Usme, la capitana de 32 años de edad, la goleadora de la selección demostró que el liderazgo positivo y propósito no solo es posible si no necesario.
Después de la victoria de la tricolor frente a Alemania vociferó sabiduría argumentando que no celebraban nada porque aún no habían ganado nada y enfatizó en que cada partido era una final. Para ella no había nada más peligroso en la competencia que los segundos de la victoria en que llevan a imaginar hechos que aún no han sucedido.
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Trabajo en equipo
Quizás una de las mejores enseñanzas de las jugadoras fue el rescate de la razón de ser del fútbol, un juego colectivo y solidario.
Las sumas astronómicas de dinero que se manejan en el balompié masculino han focalizado la atención a las individualidades, a clubes y selecciones que trabajan para y por una celebridad y no en colectivo.
La selección de Fútbol femenina recordó el significado y la trascendencia de la palabra solidaridad.
Cada partido lo pensaron y lo disputaron para y por el colectivo. Allí no hubo estrellas, ni arrogancias, ni individualidades si no once jugadoras pensando en sacar adelante cada partido.
Sentido de Patria
Otra de las lecciones que dejaron en su paso por Australia es el sentido de patria y pertenencia de la camiseta de la selección; ellas le dieron sentido a la frase, “sudar la camiseta”.
Como pocas veces sucede en el fútbol, cuando los medios entrevistaron a los aficionados que las acompañaron y las hicieron sentir como locales, les preguntaron cuál había sido la mejor en la cancha o cuál era su preferida, múltiples nombres surgieron pero con una aclaración posterior, “todas, todas se lucieron”.
Pasión por lo que se hace
Desde la arquera Catalina Pérez hasta la delantera Linda Caicedo, pasando por Catalina Usme, Ana María Guzman o Mayra Ramírez, por citar solo algunos nombres, todas corrieron los noventa minutos de cada partido y disputaron cada balón con ahínco y decisión.
Sencillez y humildad
Siempre dispuestas con el público, siempre amables, siempre consientes de su rol de figuras públicas. Entre muchos, inolvidable el gesto de Mayra Ramírez con un chico que evadió el control de seguridad. Llegó hasta el centro de la cancha, ella lo acogió y hasta tomó la selfie con el pequeño.
En conclusión, las mujeres de la Selección Colombia de Fútbol se fueron de Australia ganando, no lograron llegar a la final como lo añoraron pero al país le aportaron algo más importante que una copa o un título, dejaron enseñanzas invaluables para deportistas, futbolistas e incluso para la vida misma.
Estás 23 colombianas que no clasificaron a semifinales se despidieron del mundial con honor. Aman el fútbol, juegan con pasión y vocación y como unas gladiadoras se han ganado con sudor, disciplina y rescilencia un lugar invaluable en la historia, el respeto.
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