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Contraloría asegura que el país está perdiendo soberanía energética en gas y petróleo
El panorama es preocupante, asegura el organismo de control, en comunicado de prensa.

El deterioro de los principales indicadores de exploración en el sector de hidrocarburos, alertado por la Contraloría General de la República en sus estudios sobre Transición Energética (2023) y Seguridad y Confiabilidad Energética en Colombia (2010–2026), se ve confirmado por el más reciente Informe de Reservas y Recursos Petroleros publicado por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) en mayo de este año.
Según dicho informe, las reservas probadas de gas natural cayeron un 13% en comparación con el año anterior, reduciendo su horizonte de autosuficiencia de 6,1 a 5,9 años.
En el caso del petróleo, si bien se reporta un leve incremento de reservas que pasa de 7,1 a 7,2 años, este representa una estabilidad aparente más que una mejora estructural.
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Sin embargo, un desglose de los diferentes componentes de las reservas muestra un panorama aún más preocupante.
En los reportes que publica la ANH es común encontrar una clasificación de las reservas según su origen, que permite entender mejor si el aumento o disminución en las cifras proviene de nuevos descubrimientos o de ajustes en los yacimientos existentes. Estas dos categorías fundamentales son las nuevas reservas y las reevaluaciones.
La CGR manifestaba ya en su estudio de 2024 que el verdadero indicador de evolución de las reservas, para fines de la Seguridad Energética, es la incorporación de aquellas clasificadas como Nuevas, es decir, producto de descubrimientos reales, porque estas si expanden la frontera petrolera aumentando el número de campos del país mientras que las reevaluaciones son sobre reservas ya existentes y que cambiarán con las circunstancias del mercado o por trabajos adicionales en los yacimientos, pero se mantienen en las áreas y campos ya conocidos.
Según el reporte de la ANH, en gas se incorporaron 37 Giga Pies Cúbicos (GPC) nuevos lo cual contrasta con una producción anual de 351 GPC, es decir que por cada 10 moléculas que se extraen de gas se está reponiendo 1 nueva.
El caso del petróleo es aún peor, pues se incorporaron solo 3 Millones de barriles nuevos, es decir por cada 100 barriles que se extraen se está encontrando apenas un barril nuevo.
Lo anterior quiere decir que el grueso de la incorporación de reservas reportada proviene es de las reevaluaciones. Si bien es loable que se esté gestionando mejor lo existente y que tales iniciativas ralentizan la pérdida de autosuficiencia tanto en gas como en petróleo, su alcance estará limitado a lo ya encontrado, lo que implica que al cabo de unos años se agote esta opción y el país se vea abocado a importar permanentemente petróleo y gas.
El país aún está a tiempo de reorientar las políticas para aumentar tanto la oferta de gas natural como la de petróleo.
Debe recordarse que la dinámica de la industria petrolera implica largos tiempos entre el otorgamiento de áreas de exploración y el hallazgo de hidrocarburos.
Son períodos normalmente superiores a los 5 años y así como hoy estamos experimentando las consecuencias de más de 8 años de deterioro en la exploración petrolera, será a comienzos de la próxima década que estaremos con la urgencia de obtener resultados de lo que se firme hoy, y desafortunadamente no se está avanzando en la búsqueda de nuevos yacimientos.
Un ejemplo ilustrativo es el reciente descubrimiento de gas "Sirius", producto de una contratación petrolera iniciada en 2004.
Frente a los escenarios de déficit ya identificados, en los que se proyecta una situación crítica para el gas a partir de 2026 y para el petróleo en 2030, la CGR hace un llamado urgente a las autoridades competentes a intensificar los esfuerzos en exploración y reposición de reservas, evitando así comprometer el abastecimiento
energético del país.
La Contraloría General de la República reitera su preocupación por el deterioro progresivo de los indicadores energéticos del país e insta a las autoridades competentes a adoptar decisiones firmes y oportunas que permitan garantizar una política pública integral en materia de hidrocarburos.
No actuar ahora implicaría poner en riesgo la autosuficiencia energética del país, justo cuando las metas de transición energética aún enfrentan serias limitaciones técnicas y financieras.
El país no puede aplazar las decisiones necesarias en materia de reservas ya que, con el ritmo actual de avance, es altamente probable que las metas de transición energética no logren suplir de manera suficiente y oportuna la creciente demanda de energía convencional en los próximos años.
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