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Gobierno suspende la regla fiscal por tres años

Repercusiones económicas y legales de una medida extraordinaria.

dinero colombiano
Por Agencia Periodismo Investigativo | Mar, 10/06/2025 - 09:15 Créditos: Imagen tomada de IStock

En una decisión que marca un giro relevante en la política macroeconómica del país, el Gobierno de Colombia anunció la suspensión temporal de la regla fiscal por tres años, mecanismo legal que regula los niveles de déficit y deuda pública en función del crecimiento económico y la sostenibilidad de las finanzas estatales.

La medida fue confirmada por el Ministerio de Hacienda y presentada como una polémica acción de emergencia orientada a enfrentar la caída sostenida en el recaudo tributario, el incremento de las presiones fiscales y el contexto de desaceleración económica global.

La regla fiscal, establecida en la Ley 1473 de 2011 y modificada posteriormente por la Ley 2155 de 2021, establece límites precisos al déficit estructural del Gobierno central, con el objetivo de garantizar la estabilidad a largo plazo de las finanzas públicas.

Su suspensión implica que el Ejecutivo queda eximido temporalmente de cumplir con los topes fijados para el déficit fiscal, lo que le permite ampliar el gasto público más allá de los límites previamente establecidos por ley.

De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, la decisión fue adoptada en consenso con el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), entidad técnica e independiente encargada de vigilar su cumplimiento.

La suspensión fue autorizada debido a un “evento extraordinario” previsto dentro del marco jurídico, justificado por una reducción significativa de los ingresos corrientes de la Nación y una presión creciente sobre las necesidades de gasto estructural, entre ellas, el cumplimiento de sentencias judiciales, la sostenibilidad del sistema pensional y el aumento de los intereses de la deuda.

La caída en el recaudo de impuestos, especialmente del impuesto de renta corporativa, fue uno de los factores determinantes.

En lo corrido del año 2025, los ingresos tributarios han estado por debajo de las proyecciones iniciales del Gobierno, debido a una menor dinámica en la inversión privada, una disminución en las utilidades empresariales y un contexto internacional adverso que ha afectado los flujos de comercio y exportaciones.

Según cálculos de Corficolombiana con esta aprobación el déficit fiscal del país podría elevarse a 7,4% este año. Esto no solo sería mayor a la proyección del Ministerio de Hacienda de febrero, sino que sería el doble de lo registrado antes de la pandemia (promedio entre 2016 y 2020 fue de 3,7% del PIB).

Esta situación, sumada a compromisos ineludibles en el presupuesto general de la Nación, llevó al Ejecutivo a contemplar esta figura legal como una salida temporal, aunque sujeta a una revisión posterior por parte del Congreso y de los organismos de control fiscal y constitucional.

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El CARF, por su parte, solicitó que la suspensión esté acompañada de un plan detallado de retorno a la regla fiscal una vez superada la coyuntura, y advirtió sobre la necesidad de mantener la credibilidad fiscal para evitar un impacto en la calificación de riesgo del país.

Desde diversos sectores económicos y académicos se ha expresado preocupación por los posibles efectos que esta medida pueda tener sobre la confianza de los inversionistas y sobre la prima de riesgo de Colombia en los mercados internacionales.

La flexibilización de la disciplina fiscal podría traducirse en un mayor costo del endeudamiento externo, así como en una presión alcista sobre el tipo de cambio y la inflación, si no va acompañada de una estrategia de mediano plazo para corregir los desbalances estructurales.

El Fondo Monetario Internacional, entidad que mantiene un acuerdo de línea de crédito flexible con Colombia, también fue informado de la decisión.

Expertos señalan que la suspensión no representa una violación per se de los acuerdos vigentes, siempre y cuando se trate de una medida excepcional con mecanismos de reversión claramente definidos.

En el plano político, la oposición ha cuestionado la decisión, al considerar que la suspensión de la regla fiscal podría abrir la puerta a un gasto desbordado sin respaldo en ingresos permanentes, debilitando los fundamentos macroeconómicos que han caracterizado a Colombia en las últimas décadas.

El Gobierno, en respuesta, argumenta que la medida busca preservar la capacidad del Estado para cumplir sus obligaciones sociales en un entorno financiero extraordinariamente restrictivo, y que el regreso al cumplimiento fiscal será gradual y controlado.

En conclusión, la suspensión de la regla fiscal representa una inflexión en el modelo de gestión económica de Colombia, con consecuencias tanto a corto como a largo plazo.

Aunque legalmente permitida bajo circunstancias excepcionales, la medida exige un alto grado de responsabilidad institucional y transparencia en su implementación, para evitar deterioros mayores en los indicadores fiscales y en la confianza general sobre la economía nacional.

El seguimiento de su aplicación y del eventual retorno al marco fiscal de mediano plazo será clave para evaluar los impactos reales de esta decisión.

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