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Conmoción en la Iglesia Católica de Colombia y la comunidad por brutal asesinato de reconocido sacerdote
Detalles de la sevicia con que ultimado el religioso.
En Ocaña un sacerdote fue brutalmente asesinado durante un robo que se salió de control. El religioso, identificado como Ramón Arturo Montes Peinado, fue atacado por dos hombres que intentaron despojarlo de su vehículo en un estacionamiento del barrio Jesús Cautivo.
Los atacantes, al no lograr su cometido inicialmente, apuñalaron al sacerdote y posteriormente lo arrollaron con la camioneta, dejando su cuerpo sin vida en la entrada del parqueadero.
Las autoridades se movilizaron rápidamente tras ser notificadas del homicidio. Un operativo denominado 'Plan Candado' fue puesto en marcha para dar con los responsables.
La persecución llevó a los policías hasta una zona de monte donde los delincuentes, en un intento por evadir la captura, se despojaron de sus camisetas y zapatos.
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A pesar de estos esfuerzos, uno de los sospechosos, identificado como Antonio Montilla Jovito, fue detenido y entregado a la Fiscalía para la correspondiente audiencia de control ante un juez.
La reacción de la comunidad local ante la detención de uno de los sospechosos fue de indignación. Durante el traslado del detenido, un grupo de ciudadanos expresó verbalmente su enfado y deseo de justicia inmediata, reflejando la alta tensión y el clamor popular por medidas efectivas contra la delincuencia que ha venido afectando la región.
El coronel Néstor Arévalo, comandante de la Policía de Norte de Santander, destacó la rapidez y eficacia de la respuesta policial, aunque aún se busca al segundo involucrado en este crimen.
La administración municipal, a través del secretario de Gobierno, Freddy Arengas Romero, condenó el suceso y exhortó a la comunidad a denunciar cualquier actividad sospechosa.
El sacerdote Montes Peinado era una figura muy estimada en Ocaña, conocido por su dedicación a la comunidad y por su participación activa en procesos de liberación de secuestrados en la región del Catatumbo, destacando su intervención en el caso de Fabián Arias en diciembre del año pasado.
Su muerte no solo representa una pérdida humana, sino también un golpe a los esfuerzos de reconciliación y paz en la región.
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