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Testigo clave reveló cómo se planeó y ejecutó el atentado contra el senador Miguel Turbay
Delató el antes del atentado y detalló el proceder de varios implicados.

Las investigaciones que adelanta la Fiscalía General de la Nación sobre el atentado sicarial contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido el pasado 7 de junio en el barrio Modelia de Bogotá, arrojaron un avance significativo con la captura de Carlos Eduardo Mora González, conductor del vehículo que habría transportado a quienes orquestaron el ataque.
El testimonio entregado por Mora a las autoridades y divulgado por Semana se convirtió en un elemento central en el desarrollo del caso, al detallar las circunstancias en que se organizó y ejecutó el crimen.
Mora González, de nacionalidad venezolana y conductor habitual de la aplicación InDrive, fue capturado tras quedar en evidencia su participación como facilitador logístico del desplazamiento de los implicados.
Según el testimonio que rindió ante la Fiscalía, fue contactado por una persona apodada “el Costeño”, con quien había entablado relación una semana antes del atentado, gracias a un amigo común que se encuentra en Ecuador, a quien se refirió con el alias de “Churco”.
El conductor narró que el 6 de junio, un día antes del atentado, recibió un mensaje de Costeño por WhatsApp, en el que le proponía reunirse en un punto acordado para una diligencia.
El contenido del mensaje, según Mora, ya le sugería que el encuentro estaba relacionado con una actividad ilícita, sin que en ese momento conociera mayores detalles.
Durante ese mismo trayecto, Costeño le planteó directamente participar como “patrulla” en una operación armada, a cambio de una suma de cinco millones de pesos. La información sobre la identidad de la víctima no fue revelada al conductor.
Ese mismo viernes, se iniciaron los desplazamientos en el vehículo Chevrolet Spark gris oscuro de Mora. Según su declaración, recogió a Costeño en una zona de Soacha y luego se dirigieron hacia la avenida Primero de Mayo.
Durante el trayecto, Costeño le indicó que necesitaban verificar la zona en la que se iba a ejecutar la acción. Posteriormente, se dirigieron a Modelia, donde recogieron a un menor de edad que, de acuerdo con el relato, sería quien llevaría a cabo el ataque.
Mora presenció la conversación entre Costeño y el menor, a quien le fue encomendada la ejecución del homicidio a cambio de veinte millones de pesos.
El grupo realizó un reconocimiento del lugar, cerca de un parque ubicado en el sector donde más tarde ocurriría el atentado.
El menor fue instruido para marcar a Costeño en el momento en que llegara al sitio, lo cual permitiría que el resto del grupo lo acompañara en los momentos previos al crimen.
Al día siguiente, sábado 7 de junio, Costeño volvió a contactar a Mora para que los transportara nuevamente al sector de Modelia.
El conductor relató que llegó al sitio acordado alrededor de las 5:00 de la tarde, en compañía del menor de edad, Costeño y una mujer no identificada.
Durante ese encuentro, según narró, fue cuando se entregó el arma con la que se ejecutaría el atentado. La mujer, según su descripción, llevaba el arma oculta en la cintura y se la pasó a Costeño, quien a su vez la entregó al menor.
En ese momento también se deshicieron de algunas pertenencias del joven, como la chaqueta y una gorra, que quedaron en poder de la mujer.
El testimonio de Mora indica que el menor mostró prisa, pero no señales de nerviosismo. Una vez descendió del vehículo, los demás integrantes del grupo abandonaron la zona. Mora no volvió a ver a ninguno de los participantes del hecho.
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Tras conocerse los hechos por los medios de comunicación, Mora reconoció en las imágenes difundidas al menor que él había transportado.
Ante esta situación, decidió no huir y continuó con sus labores diarias, argumentando que su vehículo estaba plenamente identificado.
Afirmó que informó a su esposa sobre lo sucedido y asumió que debía enfrentar las consecuencias legales.
En su declaración ante la Fiscalía, Mora afirmó que no conocía la identidad de la víctima, aunque era consciente de que el encargo implicaba un asesinato.
Expresó que asumía que se trataba de conflictos entre estructuras criminales. También afirmó que estaba dispuesto a colaborar con las autoridades, y entregó voluntariamente su teléfono celular, que fue sometido a análisis como parte del proceso investigativo.
Este testimonio representa un avance sustancial en la reconstrucción del atentado, especialmente en la identificación de los autores intelectuales y logísticos.
La Fiscalía mantiene bajo reserva algunos elementos del proceso, pero ha confirmado que se está verificando la identidad de los otros implicados mencionados por Mora, en particular la mujer que entregó el arma y el sujeto conocido como Costeño, presunto organizador de la acción criminal.
Mientras tanto, Miguel Uribe Turbay permanece en la unidad de cuidados intensivos de la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde recibe atención médica especializada.
Su condición continúa siendo crítica, con pronóstico reservado, y bajo monitoreo neurológico y hemodinámico permanente.
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