Según la Superindustria, Panamericana puso a la venta cerca de 2.500 unidades de ambos productos, de lo cuales 727 habían sido retirados y aislados en sus centros de distribución, quedando en poder de los consumidores un total de 1.688 unidades.
La SIC argumentó que la papelería “No adoptó las medidas necesarias para impedir que los usuarios finales de los productos vieran comprometida su salud e integridad física, toda vez las advertencias de peligro de asfixia contenidas en el empaque de los productos se encontraban ubicadas en la base de la caja, con una visibilidad mínima y tamaño de texto minúsculo, dificultando de esa manera el acceso a la advertencia por parte de los adultos que adquirían los productos”.
En ese sentido, le ordenó iniciar campaña de seguridad, con miras a la retoma de los mismos, teniendo en cuenta que la empresa “puso en riesgo la seguridad y vida de los menores de edad”.