JEP califica como crimen de guerra atentado de las Farc con 'burro-bomba'

La Sección de Apelación de la Justicia Especial para la Paz (JEP) calificó como perfidia el ataque cometido por las extintas Farc con un 'burro-bomba' en Chalán, Sucre, el 12 de marzo de 1996.

En ese hecho murieron 11 integrantes de la Policía en un capítulo del conflicto armado colombiano en el que utilizaron 50 kilos de explosivos camuflados en una carga de plátanos que transportaba el animal junto a un menor de 15 años que hacía parte de las filas de las Farc.

¿Qué es perfidia?

Según la JEP,  el delito de perfidia es una infracción al Derecho Internacional Humanitario y es calificado como un crimen de guerra en el cual se utiliza el engaño para obtener una ventaja sobre un enemigo en el marco de la guerra o de un conflicto armado.

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Para la Cruz Roja Internacional, perfidia hace referencia a "los actos que, apelando a la buena fe de un adversario con intención de traicionarla, den a entender a éste que tiene derecho a protección, o que está obligado a concederla, de conformidad con las normas de derecho internacional aplicables en los conflictos armados".

De acuerdo con la Sección de Apelación de la JEP, la perfidia en este caso se constituyó por la planeación del engaño para la utilización de un menor de edad integrante de las Farc y de un burro para transportar los explosivos sin despertar sospechas entre los integrantes de la Policía.

¿Cómo fue el ataque?

"Este ataque incluyó no solo la detonación a control remoto de los explosivos, sino también una posterior confrontación armada. Inicialmente, murieron siete uniformados y posteriormente cuatro integrantes de la Policía indefensos, que habían huido hacia el cementerio, fueron ejecutados por los guerrilleros", dice la JEP.

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Días antes del ataque terrorista de las Farc, los guerrilleros grabaron la estación de Policía y sus alrededores con el fin de elaboraron un croquis de la zona.

Asimismo, envenenaron a cinco perros que custodiaban las instalaciones de la Policía para evitar que con sus ladridos advirtieran la presencia de extraños en el lugar, con lo cual se prueba que el ataque fue un acto planeado.

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