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Violencia digital golpea a más de la mitad de las trabajadoras en Colombia

Un estudio del Observatorio para la Equidad de las Mujeres revela que el 53% de las mujeres trabajadoras y emprendedoras en Bogotá, Medellín y Cali han sufrido hostigamiento digital.

El 53% de las trabajadoras y empresarias encuestadas ha sido víctima de agresiones digitales
Por Agencia Periodismo Investigativo | Mar, 25/11/2025 - 07:21 Créditos: El 53% de las trabajadoras y empresarias encuestadas ha sido víctima de agresiones digitales. Tomada de Freepik

Las violencias basadas en género trasladadas a los entornos digitales se han convertido en un fenómeno cotidiano para miles de mujeres que usan internet como herramienta laboral en Colombia. Una investigación del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, desarrollada por la Universidad Icesi y la Fundación WWB Colombia, advierte que el 53% de las trabajadoras y empresarias encuestadas en Bogotá, Medellín y Cali ha sido víctima de agresiones digitales relacionadas con su género, una cifra que supera ampliamente el promedio europeo estimado por la ONU, ubicado en 23%.

Según la investigadora Natalia Escobar, los ataques más recurrentes incluyen el envío de contenido sexual no solicitado, el seguimiento invasivo en redes sociales y el acoso directo a la apariencia física o el conocimiento profesional de las mujeres. Estos comportamientos, señala, buscan intimidar, invalidar o establecer control sobre las víctimas a través de plataformas virtuales.

Los hallazgos del Observatorio muestran que las agresiones digitales suelen ser una extensión de otras formas de violencia fuera de internet. De acuerdo con datos de la Organización de los Estados Americanos, el 77% de quienes sufren ciberacoso han sido víctimas de violencia ejercida por parejas o exparejas, lo que evidencia una continuidad entre lo digital y lo físico. En muchos casos, las tecnologías se convierten en herramientas para ejercer control, vigilancia o aislamiento.

Las historias recogidas en la investigación ilustran la complejidad del fenómeno. Marcela, directiva de una fundación, fue víctima de hackeo, suplantación y uso no autorizado de su imagen en plataformas sexuales. A pesar de múltiples reportes, las redes no respondieron con eficacia, afectando su reputación y su medio de trabajo. Casos como el de Juana, diseñadora gráfica, evidencian cómo los agresores pueden ser incluso compañeros o superiores jerárquicos que utilizan el lenguaje afectivo o sexual para manipular, hostigar y luego castigar cuando se establecen límites.

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El impacto emocional de estas dinámicas es significativo. Un 5,5% de las mujeres encuestadas reportó ansiedad severa o estrés; el 4,8% abandonó redes sociales para protegerse. La exposición pública, clave para el crecimiento laboral en entornos digitales, se convierte así en una fuente de riesgo que afecta su autonomía económica y su participación en espacios profesionales.

Solo el 7,2% de las víctimas decidió acudir a mecanismos de denuncia. La desconfianza institucional y la ausencia de rutas claras contribuyen a un subregistro permanente. De las mujeres que identificaron agresiones en su ámbito laboral, menos de una cuarta parte afirmó tener acceso a canales internos de apoyo o acompañamiento. Para el Observatorio, las empresas deben asumir un rol activo: crear protocolos, líneas confidenciales de reporte y procesos formativos que permitan prevenir casos y atender a quienes los enfrenten.

En los últimos años, Colombia ha avanzado en la regulación del tema. La Sentencia T-280 de 2022 reconoció la violencia digital como una forma grave de agresión de género y ordenó al Congreso legislar. La Ley 2365 de 2024 amplió el marco laboral para sancionar expresamente el acoso digital, mientras que la Ley 2453 de 2025 tipificó la violencia simbólica y digital en escenarios políticos. No obstante, la aplicación sigue siendo un reto: la falta de capacidades en ciberinvestigación, la poca respuesta de plataformas y la revictimización en procesos judiciales impiden que las normas se traduzcan en protección efectiva.

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