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La científica más joven del país con patente para potabilizar el agua del Río Bogotá
A sus 23 años, una ingeniera química intenta resolver el problema que ha causado miles de muertes en Colombia y el mundo. Su patente de invención fue avalada por la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC y le permite trabajar para mejorar la calidad del agua. Su sueño: “llegar a las poblaciones vulnerables”.
Laura Daniela Idárraga es una bogotana de 23 años y la primera científica en tener una patente de invención en Colombia. Su proyecto se basa en potabilizar agua y surgió en el Colegio Gimnasio Bilingüe Marie Curie. A partir del énfasis científico de la institución se encaminó en la investigación y soluciones sociales para el bienestar de salud de los colombianos.
El consumo de agua es un problema universal. La Organización Mundial de la Salud OMS reveló que, en 2015, 844 millones de personas carecen de un servicio básico de suministro de agua potable, incluidas 159 millones de personas que dependen de aguas superficiales.
En el mundo, al menos 2000 millones de personas se abastecieron de una fuente de agua potable que estaba contaminada por heces. Lo que genera enfermedades como diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea y la poliomielitis.
Se calcula que la contaminación del agua potable provoca más de 502.000 muertes por diarrea anualmente. Y la situación, por no ser más crítica, llevaría a que para 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua, según la Organización.
Ya para 2020, la OMS reconoció que una de cada cuatro personas carecía de una fuente de agua potable gestionada de forma segura en su hogar y casi la mitad de la población mundial no tenía acceso a servicios de saneamiento.
Incluso, en medio de la pandemia del Covid-19, se generó la necesidad de garantizar el acceso a una higiene de manos adecuada. Pues tres de cada 10 personas del mundo no podían lavarse las manos con agua y jabón en sus hogares.
Mientras tanto, según datos de Unicef, para 2017 las enfermedades diarreicas representaron el 8% de los decesos de los niños a nivel mundial, es decir 525.000 fallecimientos y el 2% de muertes en Colombia. Para 2020, la Universidad John Hopkins indicó que la neumonía y la diarrea fueron las dos principales causas de mortalidad infantil, al día mueren alrededor de 1.200 niños por diarrea.
Colombia hace parte del 22% de los centros sanitarios que carecen de fuentes de agua, el 21% de servicios de saneamiento y el 22% de servicios de gestión de desechos. En el país se encuentra el Río Bogotá que, según el expresidente Juan Manuel Santos, “es infortunadamente uno de los ríos más contaminados del mundo y es un río muerto”.
El Instituto Nacional de Salud (INS) precisó en 2019, que 17.549 muertes estuvieron asociadas a mala calidad del agua, del aire y a la exposición a combustibles pesados, es decir, el 8% del total de la mortalidad anual en Colombia. Solamente la calidad del agua ocasionó el 71,6% de las muertes por enfermedad diarreica aguda que afecta, principalmente, a menores de 5 años y mayores de 60 años.
Un contexto en donde el Río Bogotá es el principal cauce fluvial de la Sabana de Bogotá. Nace en el páramo de Guacheneque y pasa por Chía que tiene 133.000 habitantes, Sopó 28.500; Cajicá 59.200 y Cota 32.000. Al llegar a la capital, se encuentra con más de siete millones de habitantes y cruza hasta el municipio de Soacha donde la contaminación es evidente.
El cauce recibe cerca de 800 toneladas diarias de residuos y alrededor de 16.000 litros de aguas residuales por segundo. La cuenca media es la zona más crítica según la Corporación Autónoma Regional (CAR) porque recibe a los ríos Salitre, Fucha y Tunjuelo, además de las aguas residuales de más de nueve millones de habitantes de Bogotá y Soacha.
Entre los principales problemas se reporta la tala de árboles, las captaciones de agua ilegales, el depósito de residuos domésticos e industriales que llegan al Río Bogotá, la disposición de basuras, residuos industriales con metales pesados, y la falta de interés por manejar eficiente y responsablemente las aguas del río.
Se ubica, entonces, entre los ríos más contaminados del país junto al Río Chicamocha, Río Medellín, Río Cauca, Río Suárez y Río Pasto, entre otros. Y así como en Colombia, en Latinoamérica se calcula que al menos 100 millones de personas viven en áreas urbanas que no cumplen con los requisitos mínimos de calidad ambiental, especialmente cerca de ríos donde van a parar 70% de las aguas residuales.
El problema está intentando ser resuelto. La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá lidera la ejecución técnica del Programa de Saneamiento del Río Bogotá. Se trata de un programa que se materializará con la construcción y operación de plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR).
Se busca una solución integral en los 350 kilómetros de recorrido del río llegando a condiciones estéticas mínimas que no sean agresivas para la población. Así, convertir las aguas del río Bogotá en una fuente de agua disponible, para uno de los usos más intensos que tiene, a pesar de su tamaño de caudal.
Al esfuerzo por mejorar la calidad de agua en Bogotá se suma Laura Daniela Idárraga, mejor conocida como la científica colombiana más joven con una patente. Y es que su proyecto nació desde el colegio luego de pensar en la cantidad de personas que mueren por la mala calidad del agua.
En medio de las dificultades de las poblaciones donde no hay acceso al agua potable, Idárraga comenzó la creación de una planta de tratamiento de agua residual. Se trata de cinco módulos que utilizan paneles solares y el agua del Río Bogotá.
La creadora del proyecto sostenible, hoy ingeniera química de 23 años, evita el gasto de electricidad y genera el tratamiento del agua a partir de cascadas para que el no uso de bombas para el traspaso del líquido. En diálogo con la Agencia de Periodismo Investigativo, API, confirmó que “La idea es que el proyecto sea lo más económico posible para que llegue a las poblaciones”.
La Superintendencia de Industria y Comercio recibió la solicitud para otorgar la patente el 29 de enero de 2019 y el 18 de agosto de 2021 fue concedida la certificación de patente de invención que confiere a Idárraga el derecho exclusivo que concede el Estado para la protección de una invención. Así como proporcionar los derechos exclusivos que permitirán utilizar y explotar su invención e impedir que terceros la utilicen sin su consentimiento.
La invención divulga un proceso para el tratamiento de aguas residuales que comprende las etapas de filtración, electrodiálisis, electrólisis, filtración, sedimentación y oxigenación. También, y en segundo objeto, una unidad electroquímica donde se realizan las operaciones de electrodiálisis y electrólisis, la cual cuenta con una fuente de poder alimentada por energía solar, donde las reacciones son separadas por una membrana semipermeable impregnada con resma iónica coloidal y los electrodos son elaborados con una mezcla de aluminio, hierro y grafito.
Laura Daniela confirmó a esta Agencia que su gusto por la ciencia e investigación nació gracias al énfasis en su Colegio Gimnasio Bilingüe Marie Curie. Además de la inspiración de Marie Curie, física, matemática y química pionera en el campo de la radiactividad. Primera persona en recibir dos Premios Nobel en distintas especialidades y primera mujer en hacer clases en la Universidad de París.
Su carrera universitaria, que le dará título de Ingeniera Química en marzo, la cursó en la Universidad América y aunque no tuvo reconocimiento alguno por su conocimiento y búsqueda de solución a un problema social, continúa con el proyecto que espera “llegue a poblaciones donde realmente necesitan agua potable, donde es muy complicado, donde la gente muere por la mala calidad de agua, ese es mi sueño”, dijo Idárraga.
Así mismo confirmó que quiere continuar por el camino de la investigación, generar nuevos proyectos e incluso incursionar en la docencia, pues espera replicar su conocimiento, mientras resuelve problemas de poblaciones vulnerables.
Entre sus proyectos a futuro se encuentra la generación de energía. Una dificultad que se presenta en las mismas poblaciones donde el agua es un riesgo de consumo. “Me gusta el tema de trabajar en Colombia porque quiero que mi proyecto y conocimiento se quede acá; sin embargo, no me cierro a oportunidades en otros países”, aseguró.
Es de resaltar que su trabajo, aunque piensa en resolver el problema de consumo de agua en Bogotá y la contaminación del Río de la capital, se enfrenta a solucionar el inconveniente de ríos que tienen un reporte crítico. Pues entre los municipios donde el agua es inviable para el consumo humano se encuentran Mesetas en el Meta, La Vega en el Cauca, Planadas y Cajamarca en el Tolima, entre otros.
Mientras tanto, la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONU, reconoció explícitamente el derecho humano al abastecimiento de agua y al saneamiento. Todas las personas tienen derecho a disponer de forma continuada de agua suficiente, salubre, físicamente accesible, asequible y de una calidad aceptable, para uso personal y doméstico.
De esta forma se evitará la cifra de 2017, cuando más de 220 millones de personas necesitaron tratamiento preventivo para la esquistosomiasis, una enfermedad grave y crónica provocada por lombrices parasitarias contraídas por exposición a agua contaminada.
Solamente el Río Bogotá, abastece 26 acueductos comunitarios, 25 de los cuales no necesitan proceso alguno de purificación porque la calidad del agua es óptima. La extensión total del Río Bogotá abarca 46 municipios y el Distrito Capital, lo que representa una población aproximada de diez millones de habitantes.
La titánica tarea y los sueños de la joven ingeniera química de 23 años Laura Daniela Idárraga apenas comienza, pero una patente aprobada por la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, le augura un futuro promisorio.
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