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Gobierno de Estados Unidos suspende visas estudiantiles para aspirantes a la Universidad de Harvard
Decisión unilateral de la Casa Blanca.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó esta semana una nueva proclama presidencial que suspende la expedición y renovación de visas de tipo F, M y J para ciudadanos extranjeros que pretendan iniciar programas académicos o de intercambio en la Universidad de Harvard.
La medida, que excluye por ahora a otras instituciones de educación superior en el país, fue anunciada como parte de una estrategia federal enfocada en lo que el mandatario calificó como la necesidad de proteger la seguridad nacional.
De acuerdo con el documento oficial emitido por la Casa Blanca, la restricción aplica de forma inmediata para cualquier nuevo solicitante internacional que intente ingresar al país con el propósito de estudiar en dicha universidad.
Asimismo, el texto instruye al Departamento de Estado a evaluar la posibilidad de cancelar algunas de las visas previamente otorgadas a estudiantes actualmente matriculados, si se determina que cumplen con los criterios de exclusión definidos en la proclamación.
Alcance de la medida y justificación oficial
La disposición contempla específicamente la suspensión del otorgamiento de las visas F-1, M-1 y J-1, tradicionalmente utilizadas por estudiantes académicos, técnicos y participantes en programas de intercambio.
No obstante, la suspensión se limita exclusivamente a quienes buscan vincularse con la Universidad de Harvard. Los solicitantes con admisión en otras instituciones educativas en territorio estadounidense no están incluidos en la restricción, salvo que el gobierno determine que su ingreso contradice los “intereses nacionales”.
El presidente justificó la medida al señalar que Harvard ha mantenido supuestos vínculos con entidades extranjeras, especialmente de origen chino, a las cuales se le atribuye la entrega de más de 150 millones de dólares en fondos a la universidad.
Según el comunicado, dichos recursos habrían provenido de organizaciones asociadas al Partido Comunista Chino y a grupos paramilitares, sin que la institución educativa reportara adecuadamente estas contribuciones ante las autoridades federales correspondientes.
Además, se acusa a la universidad de no haber entregado información suficiente sobre los antecedentes de algunos de sus estudiantes internacionales, así como de incurrir en omisiones en la colaboración con el Departamento de Seguridad Nacional.
El gobierno también hace alusión a un presunto incremento de incidentes de conducta inadecuada en el campus, incluyendo señalamientos de violencia y actos de antisemitismo, que, según la administración, no han sido sancionados o investigados de manera eficaz por la institución académica.
Críticas a las políticas institucionales de Harvard
En la misma proclama, el Ejecutivo federal cuestionó las políticas internas de la universidad en materia de diversidad, equidad e inclusión.
A juicio del gobierno, dichas directrices afectarían negativamente el acceso de ciudadanos estadounidenses a programas académicos, al tiempo que otorgan ventajas desproporcionadas a estudiantes extranjeros.
El presidente Trump declaró que, si bien el país debe mantener las puertas abiertas a la cooperación académica internacional, esta debe limitarse a individuos que, en su criterio, “no representen una amenaza para los valores nacionales”.
“La educación internacional es bienvenida siempre y cuando no se convierta en un canal para la infiltración ideológica o para la perturbación del orden”, expresó el mandatario en una alocución en la Casa Blanca.
Agregó que Harvard “ha demostrado una falta de voluntad para cooperar con las agencias de seguridad”, y sugirió que algunos estudiantes extranjeros podrían estar vinculados a movimientos radicales.
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Trump también reprochó que la universidad no haya proporcionado al Gobierno federal un registro completo y actualizado de los estudiantes no ciudadanos matriculados, insinuando que entre ellos podrían encontrarse personas con posibles antecedentes de alteración del orden público o posturas ideológicas que, según su percepción, podrían ser consideradas hostiles.
Reacciones institucionales y legales
Frente a la decisión presidencial, la Universidad de Harvard emitió una respuesta oficial a través de un portavoz, quien informó que la institución continuará defendiendo a su comunidad académica internacional.
En su declaración, se afirmó que la universidad considera la medida como un acto de represalia contrario a la Constitución, al sostener que vulnera los derechos establecidos en la Primera Enmienda, particularmente en lo relacionado con la libertad de asociación y la expresión académica.
Aún no se ha determinado si la universidad interpondrá acciones legales formales contra el gobierno federal. No obstante, sectores de la comunidad universitaria y diversas organizaciones de defensa de los derechos civiles han comenzado a pronunciarse en rechazo a lo que consideran una práctica discriminatoria y un intento de censura institucional.
Por su parte, voceros del Departamento de Estado han señalado que la implementación de la proclama será progresiva y sujeta a evaluación caso por caso, en coordinación con las autoridades migratorias.
También se anunció la creación de un comité técnico que analizará las circunstancias individuales de cada estudiante extranjero actualmente matriculado en Harvard, a fin de determinar si su permanencia en el país representa un riesgo para los intereses del Estado.
Contexto político y antecedentes
Esta no es la primera vez que la administración Trump adopta medidas restrictivas contra instituciones educativas. Durante su primer mandato, ya se habían implementado suspensiones parciales de visas estudiantiles durante la pandemia por COVID-19, así como restricciones a los programas de intercambio académico vinculados a determinadas nacionalidades.
En esta ocasión, sin embargo, el enfoque se concentra exclusivamente en una institución específica, lo que marca una diferencia sustancial con políticas anteriores.
Observadores políticos han interpretado esta decisión como parte de una estrategia electoral orientada a reforzar una narrativa de seguridad nacional, endurecimiento migratorio y oposición a lo que desde sectores conservadores se considera una “politización ideológica” de las universidades más influyentes del país.
De mantenerse vigente, la medida afectaría de forma directa a centenares de estudiantes internacionales admitidos en programas de pregrado y posgrado en Harvard para el ciclo académico 2025-2026, cuyos procesos de visado se encuentran actualmente en curso.
Asimismo, podría tener consecuencias para la colaboración científica y académica que Harvard mantiene con universidades e institutos de investigación en otros países, al verse alterada la movilidad estudiantil y profesional.
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