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Presidente Gustavo Petro hace férrea defensa del ministro de Hacienda Ricardo Bonilla por caso UNGRD
El mandatario hizo un extenso pronunciamiento tras delación a la Fiscalía de María Alejandra Benavides, exasesora de Bonilla.
El presidente Gustavo Petro hizo una férrea defensa de su ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, esto tras conocerse el testimonio de la exfuncionaria asesora del ministro María Alejandra Benavides a la justicia, quien palabras más palabras menos aseguró que Bonilla sabía que se compraron votos a los congresistas con contratos en la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD.
“Conozco al profesor Ricardo Bonilla, y lo respeto muchísimo, por su profundidad intelectual como economista de verdad, comprometido con las necesidades de su pueblo.
A veces lo intelectual separa del pueblo, te hace veleidoso, te genera una especie de aristocracia falsa que te lleva a servir con ideas, también falsas, a los enemigos brutales de la gente.
Bonilla no cayó en ese pecado de la egolatría mental, siempre a pesar de su doctorado, o gracias a él, sirvió a sus alumnos, a su pueblo con humildad.
Se que la acusación a Bonilla es injusta. Como revolucionario y desde muy jóven amé el sentido de la justicia.
El sentido de la justicia no es monopolio de jueces o de un poder; debe ser monopolio de todos los seres humanos
Por el sentido de justicia al interior del espíritu, uno ama al pobre y no lo destruye. Uno no privilegia al que todo lo tiene. En mi vida he visto jueces injustos que condenan al joven como terrorista por protestar y ser rebelde. Yo mismo sufrí sus consecuencias cuando un general quiso ser juez conmigo, mis ideas y mis acciones.
He visto jueces justos, humildes y muy valientes que se hacen matar por defender a la víctima y no venderse al victimario para que quede impune, así haya matado miles de personas.
El relato periodístico sobre Bonilla es al revés, como casi siempre, cuando se trata de destruir alternativas políticas y sueños colectivos de la gente que trabaja y estudia.
La misma funcionaria de minhacienda lo sabe. Los llamados cupos indicativos, que yo mismo denuncie en el congreso, en aquel entonces eran hechos por centenares, en donde los congresistas se identificados por códigos secretos en el minhacienda, y en donde se entregaban centanares de miles de millones de pesos, girados a alcaldes amigos de los congresistas, para que estos eligieran los contratistas que iban a darles dinero en efectivo para comprar los votos de sus electores, no es un invento de hoy, y no solo es un delito, sino que es el mismísimo sistema político de Colombia.
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No hay congresista si no compra votos en las regiones, excepto los que apelan a la opinión libre de la ciudadanía; y sin congresistas no hay leyes. La ley sale manchada de poder y corrupción. Este sistema le ha servido a narcos y asesinos en el poder que generan genocidios.
La corrupción se ha adueñado de políticos y la ciudadanía electoral comprada. El crimen contra el pueblo se hace así, poder. Los justos van a la cárcel o a la muerte, los asesinos a sus haciendas lujosas a vivir tranquilos a pesar de la sangre, asi se vuelven a algunos hombres los hombres más ricos del país.
Yo mismo descubrí y denuncié esa práctica clandestina a toda Colombia siendo parlamentario libre, en el gobierno de Andrés Pastrana, siendo ministro de hacienda Juan Manuel Santos; solo me acompañó en mi denuncia con todas las pruebas presentadas, que llenaron las paredes del hemiciclo con nombres propios de congresistas, con sus códigos secretos al frente y la cantidad de dinero entregada, Antonio Navarro, que ha olvidado el consejo de Bateman sobre que las estructuras políticas valen huevo y están por encima los proyectos políticos y el pueblo, también me acompañó, Carlos Ossa Escobar, amigo de la paz en ese momento, Contralor General y constituyente del M19, hoy muerto. Ningún juez condenó la práctica, el delito del poder quedó impune.
El fiscal General había entregado la fiscalía al peor crimen de todos; el paramilitarismo narcotraficante, que alguna prensa presentaba como los héroes de la patria que mataban humildes, líderes y los odiados revolucionarios.
La política y la ley se siguió basando en la corrupción, le dijeron a Petro, Ossa y Navarro que eran hablacarretas de las farc, y el pueblo siguió engañado y embrujado en la orgía de sangre y muerte que desató el "führer" que crearon para calmar la necesidad de cambiar el país para sacarlo de la sangre”.
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