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Cundinamarca impulsa restauración ecológica con abejas y apiarios comunitarios
Iniciativa ambiental del gobernador Jorge Rey.

La Gobernación de Cundinamarca, a través de la Secretaría de Bienestar Verde, puso en marcha una estrategia orientada a la restauración ecológica de predios deteriorados en el territorio departamental, mediante la instalación de apiarios en zonas previamente identificadas por su importancia ambiental y necesidad de recuperación.
El programa, denominado #AbejasConLaConservación, integra acciones de manejo ambiental con prácticas productivas sostenibles, enmarcadas en una política pública que busca articular conservación y desarrollo económico rural.
La iniciativa se basa en el uso de abejas como agentes de polinización para favorecer la regeneración natural de coberturas vegetales en áreas afectadas por actividades humanas o procesos de degradación progresiva.
Los apiarios, gestionados por asociaciones rurales previamente conformadas, han comenzado a instalarse en predios adquiridos por el departamento y en otros que pertenecen a distintos municipios, como parte de un plan de conectividad ecológica que involucra a actores locales en la recuperación del equilibrio natural de los ecosistemas.
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De acuerdo con el gobernador Jorge Emilio Rey, esta propuesta responde a un enfoque que trasciende la visión tradicional de la restauración ambiental.
Según lo manifestó durante una intervención pública, el programa se caracteriza por vincular procesos ecológicos con iniciativas productivas locales, con el objetivo de mejorar la funcionalidad de los ecosistemas y, al mismo tiempo, generar beneficios económicos para las comunidades campesinas.
El mandatario afirmó que los apiarios se están ubicando en áreas críticas donde es prioritaria la intervención para evitar la pérdida de biodiversidad y mejorar la calidad del entorno.
Las abejas, por su capacidad para polinizar más del 70 % de las especies vegetales silvestres y cultivadas, se han consolidado como piezas clave en el mantenimiento de los sistemas naturales.
Su participación en el ciclo reproductivo de las plantas no solo garantiza la producción de alimentos y la regeneración de hábitats, sino que también incide directamente en el sostenimiento de cadenas agroalimentarias y en la oferta de servicios ecosistémicos esenciales para la población.
El programa contempla además una línea de fortalecimiento técnico y organizativo para las asociaciones comunitarias encargadas de administrar los apiarios.
Estas reciben acompañamiento de profesionales de la Secretaría de Bienestar Verde, quienes desarrollan procesos de capacitación y seguimiento en buenas prácticas apícolas, manejo de colmenas, monitoreo de indicadores ambientales y comercialización de productos derivados como la miel, el polen y la cera.
Desde una perspectiva de gestión territorial, la estrategia busca consolidar corredores ecológicos funcionales a través de la reintroducción de especies polinizadoras en paisajes fragmentados, conectando relictos boscosos, cuerpos de agua y otras unidades naturales relevantes.
Esta conectividad se considera fundamental para el desplazamiento de fauna, la dispersión de semillas y la adaptación de las comunidades frente a fenómenos derivados del cambio climático.
En cuanto al impacto económico, se proyecta que la producción apícola complementaria mejore los ingresos de las familias rurales vinculadas, generando una alternativa sustentable en territorios históricamente excluidos de los principales mercados agrícolas.
La integración de estas actividades con procesos de restauración ha permitido, según informes preliminares, una reducción en la presión sobre áreas ambientalmente sensibles y una mayor apropiación comunitaria del territorio.
Las abejas: origen, función ecológica, reproducción, amenazas y su papel esencial en la supervivencia humana
Las abejas constituyen uno de los grupos más importantes dentro del reino animal por su rol determinante en la polinización de plantas silvestres y cultivos agrícolas.
Con más de 20.000 especies identificadas en todo el mundo —según datos del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA-ARS)—, estos insectos forman parte integral de múltiples ecosistemas, y su desaparición supondría un impacto profundo en la seguridad alimentaria y el equilibrio ecológico global.
Orígenes y evolución
El origen evolutivo de las abejas se remonta a más de 100 millones de años. Estudios paleontológicos y genéticos, como los realizados por el Museo de Historia Natural de Londres y publicados en Current Biology, indican que las abejas evolucionaron a partir de avispas cazadoras de polen en un proceso de adaptación progresiva hacia una dieta vegetariana.
Su diversificación coincidió con la expansión de las plantas con flores (angiospermas) en el Cretácico, lo que permitió una relación simbiótica que persiste hasta hoy.
Anatomía y alimentación
Las abejas poseen una anatomía especializada para la recolección de polen y néctar. Tienen un aparato bucal tipo lame-lamedor que les permite absorber líquidos, además de patas adaptadas para transportar polen hacia sus colmenas.
El néctar recolectado se transforma en miel a través de procesos enzimáticos y de deshidratación que ocurren dentro del organismo de la abeja y luego en la colmena.
Según el Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia (INRAE), las abejas obreras necesitan visitar entre 1.000 y 1.500 flores para producir una sola gota de miel.
Su dieta se basa principalmente en néctar, como fuente de energía (azúcares), y polen, como fuente de proteínas. Esta alimentación se adapta a la floración del entorno y varía según la especie y la región geográfica.
Ciclo de vida y reproducción
Las abejas tienen un sistema reproductivo complejo, especialmente en las especies sociales como la Apis mellifera. En una colmena existen tres tipos de individuos: la reina, los zánganos y las obreras.
La reina es la única hembra fértil y su función es poner huevos. Los zánganos, machos cuya única función es fecundar a la reina, mueren después de la cópula. Las obreras son hembras estériles que desarrollan todas las tareas: limpieza, alimentación de larvas, construcción de panales, recolección de néctar y defensa de la colmena.
La reproducción ocurre en un “vuelo nupcial”, durante el cual la reina se aparea con varios zánganos. Luego, puede almacenar el esperma durante años y controlar la fertilización de los huevos según la necesidad de la colmena. El ciclo completo de una abeja obrera, desde huevo hasta adulto, dura entre 18 y 24 días.
Ecosistemas y polinización
Las abejas no solo habitan colmenas domesticadas. La mayoría de las especies son silvestres, viven en suelos, troncos o grietas, y no producen miel. No obstante, todas cumplen funciones vitales en la polinización, proceso por el cual el polen se transfiere de las partes masculinas a las femeninas de las flores, permitiendo la reproducción de las plantas.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más del 75 % de los cultivos alimentarios del mundo dependen, al menos en parte, de la polinización.
Además, cerca del 90 % de las plantas con flores silvestres requieren polinizadores para su reproducción, lo que convierte a las abejas en elementos fundamentales para la biodiversidad terrestre.
Importancia para los seres humanos
Además de su rol ecológico, las abejas son clave en la producción agrícola y ganadera. Estudios de la Universidad de Reading (Reino Unido) y el IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Biodiversidad) estiman que el valor económico global del servicio de polinización supera los 200.000 millones de dólares anuales.
Productos como frutas, hortalizas, frutos secos, aceites y forrajes para animales dependen directa o indirectamente de las abejas. Además, de las colmenas se extraen bienes como miel, jalea real, polen, cera y propóleo, los cuales tienen valor nutricional, medicinal e industrial.
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