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Falla eléctrica en la cárcel de Palogordo completa casi dos semanas y aumenta la tensión por la seguridad interna

La falta de avances en la reparación del sistema eléctrico mantiene en alerta a veedurías y autoridades.

El centro penitenciario completa trece días sin energía eléctrica. Tomada de Cárcel Palogordo
Por Agencia Periodismo Investigativo | Lun, 08/12/2025 - 10:30 Créditos: El centro penitenciario completa trece días sin energía eléctrica. Tomada de Cárcel Palogordo

La cárcel de Palogordo, en Girón (Santander), atraviesa una de sus crisis operativas más delicadas de los últimos años. El penal completa trece días sin suministro eléctrico, un problema que ha encendido las alarmas entre veedores ciudadanos y autoridades por los riesgos que implica para la seguridad en un establecimiento de máxima seguridad.

Según explicó el veedor Hernando Mantilla, la dirección del penal reportó la contingencia a la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec) desde el inicio del apagón. La entidad le informó recientemente que ya se había adjudicado el contrato para cambiar el transformador y que existía un equipo de operarios listo para ingresar. Sin embargo, la intervención nunca se concretó.

“El contratista está designado y hay lista de operarios, pero el trabajo no se ha hecho. A hoy no han avanzado”, señaló Mantilla, quien advirtió que la situación se agrava durante las noches debido a la falta de iluminación en áreas críticas del penal. Para él, el escenario es especialmente riesgoso: “Una cárcel de máxima seguridad sin luz facilita hechos negativos”.

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Las veedurías insisten en que la reparación no puede seguir aplazándose, pues los riesgos para internos y personal aumentan con cada jornada sin energía. La expectativa es que las obras se ejecuten durante el fin de semana y permitan restablecer un servicio esencial que lleva casi dos semanas interrumpido.

En medio de esta crisis, el penal enfrenta además otro hecho crítico: dos reclusos iniciaron una huelga de hambre extrema, cosiéndose los labios en protesta por la falta de respuesta a sus solicitudes de traslado a prisiones más cercanas a sus familias.

De acuerdo con Mantilla, los internos completan cerca de una semana sin ingerir alimentos y solo reciben hidratación a través de sueros. “No es una simple huelga de hambre. Al tener la boca cosida, ponen en riesgo su vida. Es un asunto de derechos humanos”, explicó en diálogo con W Radio.

Los reclusos piden que se garantice el llamado “acercamiento familiar”, argumentando que la distancia entre Palogordo y los lugares donde viven sus familias —Villavicencio y Barranquilla— les dificulta por completo las visitas. Las solicitudes de traslado ya fueron elevadas ante la dirección nacional del Inpec, que aún no ha emitido una respuesta.

Mientras tanto, la cárcel continúa operando sin luz y bajo medidas especiales de vigilancia, en un ambiente marcado por la incertidumbre y el deterioro de las condiciones de seguridad.

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