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Repoblamiento de bocachico en el Magdalena: Aunap y comunidad siembran 500.000 alevinos en ciénagas
Proceso técnico para garantizar mejores condiciones a pescadores artesanales adscritos a la regional Barranquilla.
En una jornada que mezcló trabajo técnico y participación comunitaria, la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP), a través de la Dirección Regional Barranquilla y de la Estación Piscícola del Bajo Magdalena, coordinó la pesca, empaque, despacho y embalaje de 150.000 alevinos de bocachico (Prochilodus magdalenae) con destino a la Ciénaga de San Juan, en el corregimiento de Real del Obispo, municipio de Tenerife, Magdalena.
En paralelo, y en articulación con la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata) y la Alcaldía de Tenerife, se organizaron las labores para la siembra de otros 350.000 alevinos de la misma especie en las ciénagas de Tapegua, Zura y El Morro, también en jurisdicción de este municipio.
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La jornada se inscribe en la política institucional de “repoblamiento responsable” que la Aunap viene desplegando en varios cuerpos de agua del Caribe colombiano para recuperar poblaciones de peces nativos y fortalecer la pesca artesanal.
El punto de partida fue la Estación Piscícola del Bajo Magdalena, en Repelón (Atlántico), donde la Aunap produce millones de alevinos al año para programas de fomento pesquero y piscícola en la cuenca Magdalena–Cauca.
Allí, desde las primeras horas del día, técnicos y operarios realizaron la pesca selectiva de los ejemplares de bocachico en estanques de cría, verificaron su talla, evaluaron su condición sanitaria y comenzaron el proceso de conteo y clasificación.
Estudios técnicos de la propia entidad dan cuenta de que en esta estación se concentran esfuerzos de investigación y producción de especies nativas como el bocachico, con capacidad de abastecer numerosos proyectos de repoblamiento en varios departamentos.
Una vez seleccionados los 150.000 alevinos destinados a la Ciénaga de San Juan y los 350.000 que completarían la siembra en Tapegua, Zura y El Morro, el personal de la estación procedió al empacado en bolsas plásticas con agua y oxígeno, siguiendo protocolos diseñados para reducir al mínimo el estrés de los peces durante el transporte.
De acuerdo con experiencias previas de la Aunap en repoblamientos realizados en ciénagas de Bolívar, Sucre, Magdalena y Atlántico, el éxito de estas jornadas depende en buena medida de la calidad del manejo en esta fase: control de temperatura, tiempos de viaje y correcta aclimatación al momento de la liberación.
Con el cargamento asegurado, los vehículos emprendieron ruta hacia Tenerife, municipio ribereño cuya economía depende en gran proporción de la pesca en sus ciénagas.
En Real del Obispo, corregimiento aledaño a la Ciénaga de San Juan, pescadores artesanales, líderes comunitarios y funcionarios de la Alcaldía y la Umata esperaban la llegada de los alevinos.
Antes de la siembra, se realizaron ejercicios de aclimatación: las bolsas permanecieron flotando durante varios minutos en el espejo de agua para igualar la temperatura, mientras técnicos de la AUNAP explicaban a los asistentes la importancia de respetar las tallas mínimas de captura y los períodos de veda para que la inversión en repoblamiento tenga efectos duraderos.
Este tipo de mensajes se han convertido en un componente central de las campañas institucionales, que insisten en que la recuperación de las pesquerías no depende solo de la cantidad de peces sembrados, sino también de cambios en las prácticas de aprovechamiento.
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Tras la aclimatación, comenzó la liberación de los 150.000 alevinos en la Ciénaga de San Juan. En canoas y pequeñas embarcaciones de madera, pescadores y técnicos se internaron en distintos puntos del cuerpo de agua para distribuir los peces en varias áreas, y evitar la concentración excesiva en un solo sector.
La escena se ha repetido en otras zonas del Magdalena Medio y el Caribe: bolsas transparentes, chalecos salvavidas desgastados, niños observando desde la orilla y adultos mayores que recuerdan épocas en que el bocachico era abundante en el río.
Informes científicos señalan que esta especie migratoria llegó a representar hasta el 60 % de los desembarques de pesca continental en la cuenca Magdalena–Cauca, lo que explica el énfasis institucional en protegerla y recuperarla como base de la seguridad alimentaria de las comunidades ribereñas.
Al mismo tiempo, otro equipo se desplazó hacia la Ciénaga de Tapegua y, posteriormente, a las ciénagas de Zura y El Morro, donde se completó la siembra de los 350.000 alevinos restantes, bajo la coordinación de la Umata y la Alcaldía de Tenerife.
Este municipio ha venido consolidando, desde hace varios años, un plan de ordenamiento pesquero que incluye repoblamientos periódicos de bocachico en estos humedales, con el apoyo técnico de la Aunap.
Registros del propio gobierno municipal dan cuenta de jornadas anteriores en las que se sembraron entre 300.000 y 800.000 alevinos en Tapegua, San Juan y El Morro, como parte de estrategias para recuperar el equilibrio ecológico y ofrecer alternativas de ingreso a los pescadores.
La articulación entre la Aunap, Umata y administración municipal no solo se traduce en entrega de alevinos. En medio de la jornada, funcionarios explicaron a las asociaciones de pescadores el tipo de seguimiento que se planea hacer en los próximos meses: monitoreo de capturas, observación de tallas, registro de condiciones hidrológicas y reportes de mortalidad, para ajustar futuras siembras y definir nuevas metas de repoblamiento.
Experiencias recientes en otros cuerpos de agua, como la Ciénaga de Dividivi (Plato, Magdalena), la Laguna de Luruaco (Atlántico) o la Ciénaga de Cerro de San Antonio, muestran que la combinación de repoblamiento, educación ambiental y control sobre artes de pesca puede mejorar la productividad sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas.
En la base de estas acciones está la capacidad productiva de la Estación Piscícola del Bajo Magdalena, que la Aunap ha fortalecido en los últimos años como centro clave para el suministro de alevinos de especies nativas. Informes oficiales indican que solo en 2024 la estación produjo alrededor de 8,5 millones de alevinos, utilizados tanto para repoblamiento de cuerpos de agua como para apoyar proyectos de piscicultura en pequeña escala.
Esa infraestructura permite planear jornadas como la de Tenerife con suficiente anticipación, programar las fechas de pesca y empaque, y garantizar que los ejemplares lleguen en condiciones óptimas a su destino.
Para las comunidades de Real del Obispo y de los alrededores de Tapegua, Zura y El Morro, la jornada de hoy representa algo más que una actividad técnica. Los repoblamientos anteriores han sido presentados como una apuesta de largo plazo para sostener la pesca artesanal y reducir la presión sobre poblaciones ya deprimidas por factores como la sobrepesca, la contaminación y la transformación de humedales.
Organizaciones científicas han advertido que la conservación del bocachico exige proteger sus rutas migratorias, regular la captura en épocas de reproducción y preservar la conectividad entre ríos y ciénagas; los programas de siembra, en ese contexto, son una herramienta que solo alcanza su objetivo cuando se acompaña de decisiones de ordenamiento territorial y gestión ambiental coherentes.
Con la liberación de los 150.000 alevinos en la Ciénaga de San Juan y de los 350.000 en Tapegua, Zura y El Morro, Tenerife suma una nueva jornada de repoblamiento a su historial reciente de acciones en favor de la pesca y de sus ecosistemas acuáticos.
La Aunap, por su parte, en desarrollo de la política pública de su director William Tepud, refuerza su narrativa institucional de “repoblamiento responsable”, en la que la siembra de peces se entiende como una intervención planificada, basada en criterios técnicos y acompañada por procesos de educación comunitaria.
Lo que ocurra en los próximos ciclos de aguas altas y aguas bajas permitirá medir el impacto real de esta jornada en la disponibilidad de bocachico y en el sustento de las familias que viven de la pesca en este municipio del Magdalena.
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