Supertransporte destapó graves fallas del bus accidentado en Remedios, Antioquia

Nuevos hallazgos de la Superintendencia de Transporte dejaron en evidencia una cadena de irregularidades en el bus que se precipitó a un abismo en Remedios, Antioquia, accidente en el que murieron 17 personas, entre ellas 16 estudiantes menores de edad y el conductor, y que dejó al menos 20 heridos.

El superintendente de Transporte, Alfredo Enrique Piñeres, explicó que el vehículo involucrado tenía capacidad para 40 pasajeros y transportaba 39 al momento del siniestro, lo que equivale a operar al 97 % de su capacidad. Para la autoridad, esta condición incrementa de manera significativa los riesgos, especialmente en trayectos largos y de alta complejidad vial.

Uno de los aspectos más delicados señalados por Piñeres tiene que ver con la revisión técnico-mecánica practicada en agosto por el Centro de Diagnóstico Automotor correspondiente. Según indicó, el CDA no cumplió con los protocolos exigidos para aprobar el bus, pese a que presentaba fallas que eran detectables a simple vista.

La investigación preliminar determinó que el vehículo tenía problemas en el sistema de frenos, la suspensión y las llantas, las cuales se encontraban en mal estado. Para la Supertransporte, resulta especialmente grave que estas deficiencias no hayan sido detectadas, teniendo en cuenta que no habían pasado ni cuatro meses desde la última inspección.

A estas fallas se suman serias irregularidades en materia de seguridad. De acuerdo con el superintendente, el bus no cumplía con los estándares mínimos exigidos para el transporte especial, pues no contaba con cinturones de seguridad en las sillas ni con salidas de emergencia en las ventanas.

Otro elemento que genera preocupación es que el mismo vehículo ya había estado involucrado en accidentes con personas lesionadas en los años 2021 y 2023, un antecedente que, según la autoridad, debió encender alertas tanto en la empresa transportadora como en los organismos de control.

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En cuanto al factor humano, la Superintendencia maneja como una de las principales hipótesis que el conductor habría sufrido un microsueño, una pérdida breve e involuntaria de conciencia asociada al agotamiento extremo. Piñeres explicó que el recorrido del bus inició en Tolú, lo que implicaba un trayecto superior a las ocho horas máximas recomendadas para un solo conductor.

Según los cálculos del ente de control, el chofer pudo haber estado al volante entre 14 y 15 horas continuas, por lo que la empresa debía asignar un conductor de relevo, obligación que presuntamente no se cumplió.

El análisis del sistema GPS del vehículo permitió identificar otro factor determinante: el exceso de velocidad. Los registros indican que el bus circulaba por encima de los límites permitidos en los minutos previos al accidente, lo que habría reducido la capacidad de maniobra del conductor y agravado las consecuencias del siniestro.

Las autoridades continúan con las investigaciones para establecer responsabilidades administrativas y sancionatorias contra la empresa transportadora y el Centro de Diagnóstico Automotor involucrado en este caso que enluta al país en plena temporada navideña.

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