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Argentina se burló de México y Colombia y recibe su merecido de Marruecos que ganó Mundial Sub-20
Los gauchos irrumpieron en llanto tras perder el título y su conducta antideportiva es castigada con dos goles por los marroquíes.

Se volvió costumbre en la juvenil de Argentina. En su paso a semifinal 2-0 se mofaron de los mexicanos con el estribillo musical de la popular serie el Chavo del Ocho.
La escena se volvió a repetir cuando lograron llegar a la final tras vencer a Colombia 1-0. Ese jueves cantaron a rabiar la canción de Ryan Castro, “el ritmo que nos une”. Alusión y burla contra los cafeteros.
Este domingo se acabó la mofa y la música, un humilde equipo africano los venció merecidamente y todo fue llanto y malas caras para los pibes argentinos que salieron apresurados, y mudos ante las preguntas de la prensa. Son los contrastes y lecciones que deja el fútbol.
Y es que la Selección Argentina Sub-20 cerró su participación en el Mundial de Chile 2025 con una actuación que combinó autoridad en las fases previas y frustración en la final.
Luego de superar con firmeza la semifinal frente a Colombia, el conjunto dirigido por Javier Mascherano cayó 2-0 ante Marruecos, que se coronó campeón mundial juvenil por primera vez en su historia.
El camino del equipo albiceleste hacia el partido decisivo fue sólido. En semifinales derrotó 1-0 a Colombia en el estadio Nacional de Santiago con un gol de Mateo Silvetti en el minuto 71, tras un encuentro en el que Argentina impuso su ritmo desde la posesión.
Colombia se quedó con un hombre menos después de la expulsión de Jhon Rentería al 78 y no logró sostener el empate.
La victoria clasificó a Argentina a una nueva final Sub-20, mientras el conjunto cafetero se despidió entre aplausos por su mejor campaña histórica.
La final se disputó el 19 de octubre en el estadio Nacional Julio Martínez Prádanos de Santiago ante más de 50 000 espectadores. Marruecos sorprendió desde el inicio con una presión alta y una precisión táctica que descolocó a la defensa argentina.
El primer gol llegó al minuto 12 cuando Yassir Zabiri ejecutó un tiro libre con potencia y colocación; el balón superó la barrera por un resquicio y se incrustó en el ángulo derecho del arquero Franco Herrera.
El golpe anímico fue inmediato. Argentina buscó reponerse, adelantó sus líneas y trató de generar juego a través de Claudio Echeverri, pero la resistencia marroquí fue compacta.
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El segundo tanto, al minuto 29, nació de una recuperación en la mitad del campo. Marruecos lanzó un contragolpe rápido por la banda izquierda y un centro rasante encontró nuevamente a Zabiri, que definió de primera en el área chica.
El 2-0 condicionó el resto del partido. Argentina dominó la posesión, tuvo más remates, pero no halló profundidad ni precisión en el último toque. Marruecos apostó a la solidez defensiva y al orden táctico, cerrando los espacios y obligando a los argentinos a buscar desde la distancia.
Al final del encuentro, el contraste de emociones fue notorio. Los jugadores argentinos se desplomaron sobre el césped con lágrimas y gestos de impotencia, conscientes de haber dejado escapar una oportunidad dorada.
Desde las tribunas, los hinchas coreaban su nombre como muestra de reconocimiento. Lionel Messi publicó horas después un mensaje en redes: “Cabezas en alto, muchachos. Llegar a la final del mundo no es casualidad. Lo dieron todo y eso vale tanto como el título”.
Del lado marroquí, la celebración fue histórica. Los jugadores corrieron hacia la grada, ondearon banderas y dedicaron el triunfo a su país.
El capitán, Yassir Zabiri, autor de los dos goles, levantó la copa entre cánticos y lágrimas, mientras sus compañeros entonaban el himno nacional rodeados por una marea de banderas rojas y verdes.
En Rabat y Casablanca, miles de personas salieron a las calles a festejar lo que ya es considerado el mayor logro del fútbol juvenil africano.
Las estadísticas reflejaron el contraste: Argentina tuvo un 63 % de posesión, 14 remates y seis tiros directos al arco, frente a los siete intentos marroquíes, de los cuales dos terminaron en gol.
Marruecos capitalizó su eficacia y mantuvo un bloque defensivo casi impenetrable. El planteamiento táctico de su técnico, Rachid Taoussi, fue destacado por la prensa internacional como ejemplo de disciplina y pragmatismo.
El torneo deja lecciones para ambos. Argentina confirmó que sigue siendo potencia en el fútbol juvenil y que posee una generación talentosa con proyección hacia el ciclo mayor, pero carente de respeto por los rivales.
Marruecos, por su parte, consolidó el proceso que lo llevó a semifinales del Mundial de mayores en Catar 2022 y ahora conquista el título Sub-20, consolidando su crecimiento estructural.
La final de Santiago quedó como una postal de emociones opuestas: la frustración albiceleste frente a la euforia africana, el cierre de una historia que une mérito, disciplina y la imprevisibilidad del fútbol juvenil.
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