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Luis Rubiales rechazó leer discurso ante la Asamblea de la Real Federación por caso Jenni Hermoso

Tenía un asesor de imagen y jurídico hace años pero no aceptó sus recomendaciones y el directivo terminó mal.

LUIS RUBIALES 2
Por Agencia Periodismo Investigativo | Dom, 17/09/2023 - 08:32 Créditos: www.latimes.com


La situación en la cúpula de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se ha tensado más que nunca. El Mundo ha obtenido en exclusiva un discurso escrito por el asesor externo, Luis Arroyo, para el ex presidente de la RFEF, Rubiales, que estaba destinado a ser leído en la Asamblea celebrada el pasado 25 de agosto. El contenido del discurso, que abordaba la posible dimisión de Rubiales, ha levantado polvo en la escena del fútbol nacional.

El discurso, que no llegó a ser leído por Rubiales, contenía una reflexión donde se contemplaba la idea de su renuncia. Fue redactado por Luis Arroyo, un profesional contratado por la RFEF hace cerca de un año con el objetivo principal de mejorar la imagen de Rubiales, la cual se vio comprometida tras la polémica surgida en torno al chalé de Salobreña.

Arroyo, respaldado por todo el equipo de prensa de la RFEF, intentó persuadir a Rubiales para que siguiera las recomendaciones del discurso preparado. Sin embargo, en un giro inesperado, el ex presidente decidió no seguir la hoja de ruta sugerida. Frente a la Asamblea, y en lugar de leer el contenido del discurso que estaba destinado a aplacar las tensiones, Rubiales se aferró a su puesto con determinación, lanzando varios enfáticos "No dimito", defendiéndose de lo que él denominó un "asesinato social".

A continuación, un extracto del texto que, según que Rubiales había acordado leer en la Asamblea:

Siento mucho, desde de lo más profundo de mi corazón, haber empañado esa enorme victoria de nuestro equipo femenino (...) El primer error fue traspasar los límites de la confianza con la jugadora Jenni Hermoso. Ella sabe que no hubo mala intención, pero es evidente que lo que pretendía ser un gesto de alegría y felicitación se convirtió en un símbolo de dominio de un hombre en una posición de poder - yo mismo - sobre una mujer. Soy imperfecto, por supuesto, pero me tengo por un ciudadano respetuoso y jamás he aceptado gestos de violencia ni de dominio sobre ninguna mujer. El segundo error fue negar inicialmente la gravedad con que muchos apreciaron mi gesto, y calificar con algunos insultos a los que lo criticaron. Tras muchas horas de viaje, precisamente con las jugadoras y los técnicos de la Federación, no supe apreciar la sensibilidad social del momento. Ese fue el segundo error, sin paliativos. El tercero consistió en no apreciar tampoco al día siguiente lo inadecuado de mi comportamiento, y poner matices y excusas. Debí decir entonces lo que digo ahora con tres palabras: lo siento. Perdón (...). Estoy completamente convencido de que no hay acto punible en mi conducta y así lo constataré si se me requiere. Pero es evidente que mi comportamiento fue inadecuado y reitero mis disculpas. Estoy a disposición del Área de Integridad de la Federación, que ha abierto ya diligencias internas".

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