En riesgo 150.000 empleos del sector floricultor con incremento del salario mínimo

El presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), Augusto Solano, expresó una fuerte preocupación por el aumento del 23,78 % en el salario mínimo para 2026, al considerar que la medida tiene un impacto desproporcionado sobre la floricultura, uno de los sectores más intensivos en mano de obra del país.

De acuerdo con el dirigente gremial, los costos laborales representan más del 50 % de la estructura de costos del sector, lo que limita su capacidad de absorber incrementos salariales de esta magnitud sin afectar la sostenibilidad de las empresas y el empleo.

La floricultura es uno de los pilares de la economía formal en Colombia y genera cerca de 240.000 empleos entre directos e indirectos. De ese total, alrededor de 150.000 son empleos directos concentrados principalmente en la Sabana de Bogotá y el oriente antioqueño. Solano destacó que se trata de un sector completamente formal, vigilado por entidades como la UGPP, lo que garantiza el cumplimiento de las obligaciones laborales y prestacionales.

El dirigente también subrayó el impacto social de una eventual afectación al sector. Señaló que el 60 % de la fuerza laboral está conformada por mujeres y que, de ellas, cerca de la mitad son madres cabeza de familia. A su juicio, la estabilidad de estos empleos es clave para la cohesión social y la seguridad de las regiones donde opera la floricultura.

Además del incremento salarial, Solano advirtió sobre lo que calificó como un “cóctel explosivo” para la economía del sector. Este escenario incluye el aumento del costo laboral, la revaluación del peso —que reduce los ingresos en un sector donde el 97 % de la producción se vende en dólares— y las cargas arancelarias, especialmente en Estados Unidos, destino de cerca del 80 % de las exportaciones colombianas de flores.

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El presidente de Asocolflores alertó que este contexto podría desencadenar un círculo vicioso, con mayor inflación, posibles alzas en las tasas de interés y una profundización de la revaluación, factores que afectarían aún más la competitividad de las exportaciones y facilitarían el ingreso de productos importados que compiten con la producción nacional.

Finalmente, cuestionó la falta de estudios técnicos sectoriales previos a la decisión y recordó que, en anteriores periodos de fuerte revaluación, muchas empresas se vieron obligadas a reducir su tamaño o cerrar operaciones. Según indicó, estos procesos resultan especialmente costosos en la floricultura, donde las indemnizaciones laborales pueden superar el valor de los activos físicos de las compañías.

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