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Expertos afirman que Colombia llegará a 2026 con bajo crecimiento económico y presión fiscal

Con desempleo del 8,6 %, informalidad cercana al 49 % y un déficit fiscal de -6,7 %, el país enfrentará un año electoral marcado por la desaceleración.

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Por Agencia Periodismo Investigativo | Jue, 25/12/2025 - 12:09 Créditos: Dinero. Tomada de Freepik

Colombia se prepara para entrar a 2026 en un contexto económico desafiante, atravesado por presiones fiscales, un mercado laboral estancado y un entorno internacional menos favorable. A estos factores se suma la incertidumbre política propia de un año electoral, que podría limitar la inversión y frenar el crecimiento económico.

El panorama global tampoco ofrece señales alentadoras. Tras un repunte artificial del comercio internacional en el primer trimestre de 2025, impulsado por exportaciones adelantadas para evitar nuevos aranceles, el intercambio comercial empezó a desacelerarse. Este fenómeno, conocido como frontloading, generó un impulso temporal que no logró sostenerse una vez entraron en vigor las medidas proteccionistas.

Alejandro Escobar Correa, gerente estratégico de Sectorial.co, explicó que el comportamiento observado a comienzos de 2025 fue un espejismo. Según el analista, la anticipación de exportaciones creó una ilusión de dinamismo que dio paso a una desaceleración que afectará con mayor fuerza a economías emergentes dependientes del comercio exterior, como Colombia.

Las proyecciones internacionales reflejan esta tendencia. Mientras la OCDE estima que el crecimiento global pasará de 3,2 % en 2025 a 2,9 % en 2026, el Banco Mundial prevé cifras aún más moderadas, entre 2,3 % y 2,6 %. La principal preocupación se concentra en la caída de la inversión mundial, un factor clave para sostener la expansión económica.

Estados Unidos completa varios meses sin señales claras de recuperación industrial, y China muestra una desaceleración progresiva, con un crecimiento que bajaría de 4,5 % en 2025 a 3,9 % en 2027. En contraste, India lidera el crecimiento global con tasas superiores al 6 %, mientras que economías del Golfo, África subsahariana y Asia no china mantienen ritmos estables entre 3,7 % y 4 %.

En América Latina, el crecimiento se moverá entre 2,3 % y 2,7 %, condicionado por la dependencia de los commodities y tasas de interés elevadas. Argentina saldrá de la recesión con un crecimiento estimado del 4,5 % en 2025, estabilizándose en torno al 4 % en los dos años siguientes. Perú, por su parte, registra un desempeño sostenido, impulsado por la inversión privada y sectores agrícolas y mineros.

Para Colombia, el crecimiento económico de 2025 se proyecta en 2,5 %, explicado principalmente por el consumo interno. No obstante, Sectorial advierte que esta dinámica no es sostenible y que la falta de señales claras en materia fiscal y política limitará la inversión privada, reduciendo el crecimiento a cerca de 2,3 % en 2026.

Escobar señala que el país está creciendo por consumo y no por inversión, una situación que considera riesgosa a mediano plazo. A su juicio, sin una corrección fiscal creíble y mayor estabilidad política, 2026 será un año de contención y ajuste más que de expansión económica.

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Entre los principales factores de presión se encuentran las finanzas públicas, con un déficit fiscal proyectado cercano al -6,7 % tanto para 2025 como para 2026, lo que restringe el margen de maniobra del Estado y eleva los costos de endeudamiento. En el mercado laboral, la tasa de desempleo se mantiene en 8,6 %, mientras que casi la mitad de los ocupados trabaja en la informalidad, una señal de debilidad estructural.

En materia monetaria, la inflación se ubicaría en 4,9 % en 2025 y convergería gradualmente a la meta del Banco de la República hacia 2027. Las tasas de interés bajarían de 9,25 % en 2025 a 7,5 % en 2026, aunque el costo efectivo del crédito para empresas y hogares seguiría rondando el 15 %, limitando la expansión económica.

A este escenario se suma la crisis de seguridad territorial. El aumento del control de grupos armados ilegales en distintas regiones del país ha generado una fragmentación territorial y un repunte de delitos como el secuestro y la extorsión, factores que inciden negativamente en la confianza y la estabilidad institucional.

Pese a este contexto adverso, el análisis destaca que sectores como la innovación, la tecnología y el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad podrían convertirse en palancas de crecimiento y ayudar a compensar, al menos parcialmente, la desaceleración prevista para 2026.

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