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“El Mayo” Zambada admite sobornos y se declara culpable en corte estadounidense
Anunció que delatará a la clase política de México.

La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, confirmó que Ismael Zambada García, conocido como “El Mayo”, pasará el resto de su vida en una cárcel federal tras declararse culpable de dos cargos relacionados con su papel en el Cártel de Sinaloa y el envío masivo de drogas hacia territorio estadounidense.
Durante una rueda de prensa, Bondi precisó que el narcotraficante reconoció su responsabilidad en operaciones que involucraron cocaína, heroína y fentanilo, además de admitir el pago de sobornos a policías, militares y dirigentes políticos para garantizar la protección de sus actividades ilícitas.
De acuerdo con lo señalado por la fiscal, Zambada aceptó que su trayectoria estuvo vinculada de manera directa con el crimen organizado y con la estructura del Cártel de Sinaloa.
Bondi lo describió como un actor central en una organización calificada por las autoridades de Estados Unidos como terrorista extranjera, debido a la magnitud de su violencia y capacidad de corrupción.
La funcionaria afirmó que el capo mexicano utilizó la práctica sistemática de sobornos para mantener su influencia. Según su declaración, funcionarios de diferentes niveles recibieron pagos con el fin de garantizar el tránsito seguro de cargamentos ilegales desde México hasta Estados Unidos.
Bondi expuso que la red de Zambada no solo se valió de la violencia, sino también de una amplia red de funcionarios corruptos que facilitaron la operación del cartel durante años. Policías, militares y representantes políticos formaron parte de ese esquema de protección, lo que permitió que los envíos de droga se mantuvieran constantes y protegidos de las autoridades.
Con ello, “El Mayo” habría operado con un grado de impunidad que, de acuerdo con la acusación, consolidó al Cártel de Sinaloa como uno de los grupos criminales de mayor alcance a nivel internacional.
La fiscal general también informó que Ismael Zambada ha sido acusado en 16 procesos federales distintos en Estados Unidos. La condena actual, agregó, constituye un paso relevante en la ofensiva de ese país contra los cárteles y organizaciones criminales con capacidad transnacional.
Bondi concluyó que este fallo representa un avance en la estrategia judicial dirigida a debilitar las estructuras del narcotráfico que han tenido presencia constante en el territorio estadounidense.
Ismael Zambada García, conocido en el mundo del narcotráfico como “El Mayo”, ha sido durante más de cuatro décadas uno de los principales líderes del Cártel de Sinaloa, organización que se consolidó como una de las más influyentes en el tráfico internacional de drogas.
Su figura, a diferencia de otros capos que buscaron exposición o se convirtieron en símbolos mediáticos, permaneció en un bajo perfil, evitando en gran medida la captura y los reflectores públicos hasta que, finalmente, las autoridades de Estados Unidos concretaron procesos judiciales en su contra.
Nacido en 1948 en el estado de Sinaloa, Zambada creció en un contexto marcado por la pobreza rural, lo que lo llevó desde joven a vincularse con actividades ilegales relacionadas con el cultivo y la siembra de amapola y marihuana.
Su incursión en el narcotráfico estuvo ligada a la consolidación de redes locales de campesinos que producían droga en la sierra sinaloense y que posteriormente serían integradas en estructuras criminales más complejas.
Con el paso del tiempo, Zambada ascendió hasta convertirse en uno de los principales articuladores del Cártel de Sinaloa, organización que forjó alianzas con múltiples grupos y logró penetrar mercados internacionales, en particular el de Estados Unidos.
La expansión del cartel estuvo sustentada en un esquema de violencia, pero también en la capacidad de sobornar a funcionarios en México y de tejer contactos políticos.
El propio Zambada admitió ante la justicia estadounidense que, para mantener el control de sus operaciones, recurrió de forma sistemática a pagos dirigidos a policías, militares y representantes políticos.
Esa práctica garantizó la circulación de grandes cargamentos de cocaína, heroína y fentanilo hacia el norte, con efectos devastadores en la crisis de consumo de drogas en el país vecino.
La trayectoria de “El Mayo” contrasta con la de Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, su socio más mediático dentro del Cártel de Sinaloa.
Mientras Guzmán protagonizó fugas espectaculares y buscó construir una imagen que alimentó su notoriedad internacional, Zambada se mantuvo en las sombras, alejado de la exposición, lo que le permitió sobrevivir a purgas internas, enfrentamientos con otros cárteles y operaciones de captura de las autoridades.
Ese perfil bajo hizo que durante décadas fuera considerado un estratega silencioso, pero de enorme influencia en el manejo de rutas de tráfico y en la administración financiera de la organización.
Su familia también ha estado involucrada en actividades ilícitas, con varios de sus hijos detenidos en México y Estados Unidos por vínculos directos con el narcotráfico.
A pesar de los golpes que sufrió su círculo cercano, Zambada permaneció activo y con poder dentro del cartel, lo que le permitió mantener la cohesión de la estructura tras la captura de “El Chapo” en 2016 y su posterior condena en una corte estadounidense en 2019.
La reciente confesión de culpabilidad en Estados Unidos marca un punto de quiebre en su historia. El reconocimiento de haber dirigido al Cártel de Sinaloa y de haber recurrido a la corrupción como estrategia para asegurar la operación del narcotráfico cierra un ciclo en el que su nombre estuvo ligado de manera constante a la violencia y al tráfico de drogas.
La fiscal general Pam Bondi aseguró que Zambada pasará el resto de su vida en una prisión federal, después de ser acusado en al menos dieciséis procesos judiciales en territorio estadounidense.
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