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Fracasa en Ginebra tratado contra contaminación plástica por presión de la industria petroquímica
Greenpeace exige reducir 75 % de plásticos de un solo uso para 2040.

En la más reciente ronda de negociaciones celebrada en Ginebra para alcanzar un tratado internacional que permita enfrentar la contaminación por plásticos, los delegados no lograron consensuar un texto vinculante.
La reunión, que reunió a representantes de distintos países, organizaciones civiles y pueblos indígenas, terminó sin acuerdo debido a la resistencia de la industria petroquímica y al requisito actual de unanimidad en la toma de decisiones.
Julio Barea, responsable del área de residuos de Greenpeace, explicó que el propósito central de este encuentro era establecer un compromiso internacional que obligara a reducir la contaminación generada por plásticos a nivel mundial.
No obstante, indicó que los grupos de presión de la industria petroquímica, respaldados por algunos Estados, bloquearon el proceso e impidieron que se adoptara un documento de consenso.
Según Barea, el resultado, aunque representó un retroceso, también dejó en evidencia la firmeza de las organizaciones civiles y ambientales que se oponen a aceptar un acuerdo débil.
El especialista subrayó que la contaminación plástica constituye un problema global que afecta tanto a los ecosistemas como a la salud humana.
Recordó que estudios recientes muestran que una persona puede ingerir semanalmente cerca de cinco gramos de microplásticos a través del agua, los alimentos y el aire, lo que equivale a aproximadamente un cuarto de kilo en el transcurso de un año.
Además, advirtió que las sustancias químicas asociadas al plástico pueden tener consecuencias aún desconocidas en la salud.
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En cuanto a las demandas presentadas durante la cumbre, Greenpeace, junto con delegaciones de países, pueblos indígenas y organizaciones civiles, solicitó una reducción sustancial en la producción de plásticos de un solo uso.
La meta planteada fue disminuir en un 75 % este tipo de materiales para el año 2040, con el fin de frenar la expansión de un modelo de consumo que consideran insostenible.
Barea señaló que uno de los principales obstáculos es la negativa de la industria petroquímica a disminuir la producción, dado que los plásticos representan actualmente una de las salidas comerciales para el petróleo en un contexto de creciente transición hacia energías renovables en varias regiones del mundo.
Según su estimación, a la reunión asistieron entre 200 y 300 delegados vinculados al sector petroquímico, superando incluso la representación conjunta de los países de la Unión Europea, lo que influyó de manera determinante en el desenlace de las negociaciones.
Ante este panorama, Greenpeace insiste en que debe modificarse la metodología de las conversaciones multilaterales.
Actualmente, la aprobación del tratado depende de la unanimidad, lo que otorga a un solo país la posibilidad de bloquear cualquier avance.
La organización ambiental plantea que las decisiones futuras se adopten por mayoría y sin la intervención directa de los grupos de presión empresariales, con el fin de evitar que los intereses de la industria prevalezcan sobre las medidas de protección ambiental y de salud pública.
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