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Carlos Alonso Lucio plantea que Miguel Uribe Londoño debe asumir la Presidencia tras magnicidio de su hijo

Postura del Presidente ex miembro del M-19 y excongresista.

Carlos Alonso Lucio 25
Por Agencia Periodismo Investigativo | Lun, 18/08/2025 - 11:15 Créditos: Carlos Alonso Lucio. Tomada de X: @carluciolopez

El excongresista y columnista Carlos Alonso Lucio publicó un extenso análisis en el que sostiene que la vida y la muerte del senador Miguel Uribe Turbay, asesinado tras sobrevivir dos meses al atentado del 7 de junio, representan un acontecimiento que desborda la política convencional y debe ser entendido como un “milagro” que transformó al país.

En su escrito, titulado “Miguel Uribe Londoño: Presidente”, Lucio argumenta que la tragedia debe traducirse en una misión política y democrática encabezada por el padre del senador asesinado, Miguel Uribe Londoño, a quien ubica como la figura llamada a encarnar la unidad nacional en las elecciones presidenciales de 2026.

El milagro y el sentido político

Para Lucio, la permanencia en vida de Miguel Uribe Turbay durante dos meses después de recibir los disparos, y la movilización ciudadana que ello generó, constituyen un signo trascendental en la historia reciente de Colombia.

Según su interpretación, la oración masiva de iglesias, familias, universidades y colectivos sociales convirtió al país en un “pueblo orante” que encontró en el dolor de una familia un sentimiento de unidad nacional.

En ese contexto, el columnista considera que el joven político se transformó en un mártir cívico y que su muerte debe conducir a una respuesta política que expulse al crimen organizado del poder en las elecciones presidenciales de 2026.

Uribe Londoño como figura llamada a la Presidencia

El eje central de la columna es la afirmación de que Miguel Uribe Londoño no puede ser visto como un precandidato más, sino como el portador de una misión histórica.

Lucio sostiene que su aspiración no debe reducirse a la lógica de las consultas o coaliciones partidistas, sino que se trata de una responsabilidad que trasciende la política tradicional.

Recuerda que el padre del senador asesinado ha sido abogado, economista, concejal de Bogotá, senador de la República y dirigente gremial, lo que, unido a la prueba personal de la tragedia, le otorga la preparación y la legitimidad para asumir el liderazgo nacional.

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El columnista destaca, además, que Uribe Londoño ya demostró su talante democrático durante las exequias de su hijo, cuando aseguró que no buscaría venganza, sino justicia dentro del marco institucional y la Constitución de 1991.

Para Lucio, esta postura lo perfila como un hombre capaz de dirigir al país en medio de la crisis política y moral que atraviesa.

El rol del Centro Democrático y la unidad nacional

Lucio también dirige su mensaje al partido Centro Democrático, señalando que enfrenta la responsabilidad de actuar con lealtad hacia la memoria de Miguel Uribe Turbay y, al mismo tiempo, con grandeza histórica.

Sostiene que, aunque existen líderes como María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín o Andrés Guerra con méritos para aspirar a la Presidencia, el momento exige renunciar a la competencia interna y reconocer el papel de Uribe Londoño como encarnación de la misión nacional derivada del sacrificio de su hijo.

En su opinión, el partido debe comprender que el “milagro-acontecimiento” ya no pertenece a una colectividad, sino a toda Colombia, y que la sangre del joven político se convirtió en semilla de unidad nacional.

Lucio propone que los dirigentes opositores y los demás sectores políticos también asuman esa misión, renunciando a protagonismos individuales en un escenario en el que, según él, se contabilizan más de setenta precandidatos presidenciales.

La democracia en juego en 2026

El excongresista advierte que lo que está en juego en las elecciones de 2026 no es una contienda más, sino la posibilidad de salvar o perder el acumulado democrático del país.

Señala que la democracia colombiana, pese a sus imperfecciones, ha sido fruto de generaciones que resistieron dictaduras, guerras y violencias, y hoy está amenazada por sectores que, en su visión, han convertido el crimen en estrategia de poder.

Lucio concluye que Miguel Uribe Londoño no debe ser considerado un simple candidato, sino la materialización de una misión que nació del “milagro” de su hijo y que, de cumplirse, representaría la redención de la democracia colombiana.

Para el autor, el momento demanda un acto de grandeza nacional y la renuncia a mezquindades políticas que puedan desvirtuar lo que califica como un acontecimiento fundacional en la historia reciente del país.

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