La alegría de los hinchas del América de Cali con el ascenso a la primera división del fútbol profesional colombiano parece que no durará mucho. Desde el regreso a la A, el club ha pasado por toda clase de dificultades, comenzando por su irregularidad en el rendimiento deportivo, cambios de técnico y hasta disputas entre sus dueños. Atrás quedó la luna de miel con Tulio Gómez, uno de sus principales accionistas, quien se juega su propio partido con los minoritarios. Una situación que se complica porque la Superintendencia de Sociedades tiene en la mira al equipo por el incumplimiento reiterado de sus obligaciones. Por ello, la decisión está tomada, vender la mayoría accionaria del club a uno de los cuatro inversionistas extranjeros que han mostrado interés.
En el ámbito deportivo, la crisis parecía empezar a resolverse con la llegada del cuarto técnico del equipo en los últimos dos años: Fernando Pecoso Castro, pero no fue así. El club ocupa la posición número 13 del rentado, prácticamente eliminado de las finales. Un panorama similar se vive en la parte administrativa. En el corto plazo se debe capitalizar con $8.000 millones y también tiene que cumplir con el proceso de reorganización empresarial al que se acogió en noviembre de 2014 como última herramienta legal para no entrar en liquidación. Por eso, desde hace varios meses su accionista mayoritario Tulio Gómez, avanza en la selección de uno de los cuatro inversionistas internacionales que quiere quedarse con el club.
A esta situación financiera se llegó hace casi cuatro años, cuando la institución registró deudas por $13.473 millones. Unas acreencias que en cuantía de $6.681 millones se tenían con los trabajadores y otro tanto, $4.036 millones, en pasivos fiscales y parafíscales. Por esta razón, Francisco Reyes, superintendente de Sociedades, logró un acuerdo con los acreedores para que el equipo congelara temporalmente sus obligaciones y las empezara a pagar desde el año 2017. “El equipo comenzará a pagar la deuda y tendrá la posibilidad de cubrir sus obligaciones por acciones en la sociedad anónima en la que se ha transformado el club”, destacó el funcionario.
De esta manera, el organismo de control, el promotor del acuerdo, Luis Eduardo Arellano; los accionistas del equipo, los acreedores, en su mayoría exfutbolistas, futbolistas y personal administrativo, les dieron un nuevo aire a los ‘diablos rojos’ para pasar definitivamente la página negra de sus antiguos propietarios y de la debacle deportiva que lo sumergió en la categoría B durante casi cinco años, hasta que el 27 de noviembre de 2016 regresó a la primera división, luego de lograr un triunfo ante el Deportes Quindío en el estadio Pascual Guerrero.
Un análisis de los indicadores financieros del club refleja que durante el primer semestre de 2016 registró ingresos por $13.712 millones, pero los gastos se desbordaron, al punto que se evidenciaron pérdidas por $5.497 millones en junio.
Pero los resultados deportivos que le permitieron ascender a la categoría profesional no se vieron reflejados en los estados financieros del club. Meses después empezaron las quejas de acreedores y accionistas. Nadie entendía cómo un acuerdo flexible de reorganización que daba plenas garantías para sacar al equipo de la crisis no se estuviera cumpliendo. Por ejemplo, convertir deudas en acciones y deudas en publicidad. Se debían pagar créditos laborales desde noviembre de 2017 y durante cinco años mediante una cuota anual, con una salvaguardia hasta 2019 sin intereses moratorios.
Otras gabelas otorgadas fueron que el club empezara a pagar el 20 % de sus pasivos laborales desde el 5 de noviembre de 2019 y hasta noviembre de 2023. También se autorizó a cancelar deudas anticipadamente y el cronograma estableció que el año 2035 sería el plazo máximo para quedar a paz y salvo con sus obligaciones laborales, fiscales y parafiscales.
En diciembre del año pasado los directivos del América le anunciaron a la Superintendencia de Sociedades que ya tenían listo un plan de pagos por $787 millones para sufragar las deudas con exjugadores y otros acreedores y así salir definitivamente de la reorganización empresarial. Sin embargo, seis meses después, según registros del organismo de control, la institución no ha ejecutado el plan y en cambio reportó un incremento de más de $5.000 millones en sus deudas.
Los accionistas mayoritarios, en cabeza de Tulio Gómez, proponen un acuerdo para que todos los socios asuman las pérdidas del club y luego lo capitalicen con recursos nuevos. Esta propuesta incomodó a los accionistas minoritarios, porque en su mayoría pertenecieron al grupo de acreedores que renunciaron al dinero que les debían con la condición de salvar al equipo. Esta situación les parece no menos que injusta, pues les resulta inconcebible el aporte de nuevos recursos
De otra parte, otros accionistas minoritarios son hinchas que temen quedar por fuera de la sociedad luego de la operación. Por el contrario, advierten que su principal motivación no son las utilidades financieras, sino que los ingresos por fin se reflejen en el desempeño deportivo del club.
Voceros de la Superintendencia de Sociedades manifestaron que esta entidad no permitirá operaciones que vulneren los derechos de los accionistas minoritarios y explicaron que se está efectuando un seguimiento detallado a los movimientos accionarios, financieros y administrativos de los directivos, luego de recibir varias denuncias por presuntas malas prácticas en la conformación de la Junta Directiva, máximo órgano rector de la institución escarlata.
Oficialmente, reitera la Superintendencia, que el acuerdo suscrito con el América de Cali otorga un plazo hasta 2035 para pagar los $787 millones y dar por terminada la reorganización, pero los hinchas, que reaccionaron boicoteando la taquilla en julio, no parecen dispuestos a esperar tanto tiempo. Un panorama poco alentador para uno de los equipos más queridos del fútbol profesional colombiano y con una de las mejores hinchadas del país.
La respuesta del club
En diálogo con la Agencia de Periodismo Investigativo, API, Tulio Gómez, el principal accionista del equipo explicó lo que está pasando. “La mayoría de clubes de fútbol en Colombia estamos en crisis económica. Las taquillas no dan y los dineros por derechos de televisión son insuficientes. Por ejemplo, un equipo de la A recibe cerca de 300 millones de pesos y la nomina es de 1.200 millones al mes. Entonces estamos buscando cómo reducir costos, buscar nuevos ingresos, mejorar los ingresos por derechos de televisión, hacer merchandising y encontrar otros patrocinadores”.
El dirigente advirtió que para el caso del América, aunque existen dificultades, se está buscando una alianza con fondos de inversión extranjera con el propósito de capitalizar el equipo y tener nuevos recursos. En el entretanto, para el sostenimiento del club se está acudiendo a dineros del grupo empresarial de Gómez. Destaca que así está pasando con varios equipos del rentado, ya que hay entre 15 y 20 equipos con problemas financieros, porque los ingresos son insuficientes.
Por eso, la solución está en camino. Como primera medida, el accionista mayoritario señaló que a finales de noviembre capitalizarán el club en $8.000 millones. Y como segunda medida de choque está la venta de un paquete mayoritario de acciones de la institución. Para este fin desde hace varios meses se empezaron a recibir ofertas por parte de inversionistas internacionales.
La primera de ellas es de un fondo de inversión de Europa. De inmediato, entendiendo que se trata de un negocio atractivo, con una marca reconocida y con una gran afición, apareció un segundo oferente también fondo de inversión de ese mismo continente. Posteriormente, aparecieron interesados de un equipo europeo, que tienen a Colombia como referente por el desempeño de la selección y por el surgimiento de talentos a nivel internacional. El último aspirante, tiene relación con un equipo del futbol suramericano, que plantea tener a los escarlatas, como una especie de club satélite, de dónde, además de explotar la marca, lo convertirían en semillero de futbolistas para exportar.
“Estos fondos capitalizan el equipo, pero nos diluyen. Sin embargo, es mejor ser el dueño del 30 o 40% de un equipo rico y no el dueño del 80 o 90% de un club pobre. De eso se trata, además desde que yo llegué al América siempre pensé, ascender el equipo y buscarle un atractivo para venderlo a un club internacional y en esas estamos. Hemos recibido propuestas de varios fondos y otras empresas del extranjero, estamos en el proceso de analizar cuál es la mejor, la que más nos conviene y la que conozca más del tema del futbol. Queremos que el América tenga un músculo financiero grande para poder pelear con equipos de un buen musculo financiero como Nacional o Junior”.
Sin embargo, el dirigente advierte un hecho, que en su concepto está generando dificultades para todos los equipos. Se trata de una burbuja de los salarios de los futbolistas colombianos comparados con los extranjeros que llegan a jugar al país. De esta manera, afirma que es más caro un jugador colombiano que uno extranjero. Explica que hay jugadores colombianos que se ganan 80, 100 y hasta 150 millones de pesos mensuales, mientras que un extranjero se gana hasta $30 millones.
Tulio Gómez reconoce que este año no ha sido bueno. “Desde que ascendimos, este ha sido el año con más dificultades. La idea es empezar a prepararnos, corregir errores, y buscar lo mejor para el 2019 con un equipo de jóvenes competitivo que sea protagonista, como lo debe ser el América, un equipo grande que debe llegar a las finales. Por eso estamos buscando aliados porque el fútbol es costoso, el negocio del fútbol no es para inversionistas pobres”.