En las últimas semanas, la actividad en el Congreso de la República se ha venido centrando en la aprobación de la Ley de Financiamiento o Reforma Tributaria del gobierno, generado que otro tipo de proyectos de importancia sigan su trámite sigilosamente y con poco escrutinio de la opinión pública. Entre estos, surgió un proyecto sobre el deporte. Se trata de una iniciativa legislativa por medio de la cual se crea la Sociedad por Acciones Simplificada Deportivas, SASD. Una norma que en apariencia transforma y dinamiza la actividad de los clubes. Sin embargo, es objeto de múltiples reparos porque reactiva la figura del único dueño, con capitales en entredicho, se puede constituir mediante documento privado y los socios responden únicamente por el valor de lo aportado.
En un proyecto de 71 artículos se pretende modificar sustancialmente una normatividad que en las últimas décadas posibilitó, entre otros aspectos, la democratización de los equipos de fútbol, la limpieza de capitales oscuros derivados del narcotráfico y otras actividades ilícitas. Leyes que permitieron mejorar las condiciones laborales de técnicos y trabajadores, vistos como empleados formales con derechos y obligaciones y que además forjaron las bases para lo que actualmente es considerada como la industria del deporte, que pese a dificultades financieras, tiene reconocimiento internacional y se ha diversificado mediante la exportación de futbolistas, la generación de ingresos por derechos de televisión y la participación de recursos provenientes de derechos por apuestas deportivas.
En esencia, la norma que dio el gran salto fue la Ley 1445 de 2011, conocida como la Ley del Deporte, que permitió la conversión de los clubes deportivos en Sociedades Anónimas, SA. En concreto, esta ley permitió la democratización de la propiedad en múltiples entidades deportivas y mejoró las pautas de gobierno corporativo. Un asunto que benefició a clubes que se han mantenido como sociedades de capital cerrado y también aquellos que se inscribieron en el registro nacional de valores. “En uno y otro caso, los clubes deportivos que han migrado al régimen de las anónimas, en particular, en el ámbito del fútbol, han mostrado, en general, un mejoramiento en sus estructuras de gestión y aún en su desempeño financiero”, destaca en su articulado el proyecto de ley.
Según la iniciativa, a partir de la legislación de 2011 se advirtió una disparidad entre los clubes deportivos que asumieron la forma jurídica societaria y los que funcionan como asociaciones o corporaciones. Por esta razón, los nuevos y amplios intereses económicos que actualmente caracterizan la actividad profesional del deporte, recomiendan la creación de tipologías avanzadas que permitan no solo garantizar el mayor grado de transparencia sino también la adopción de políticas de gobierno corporativo que hagan más eficiente la gestión y más eficaces los derechos de los accionistas, han explicado los autores del proyecto, los congresistas Germán Blanco y Buenaventura León, quienes radicaron la iniciativa el pasado 20 de julio y que actualmente se tramita en la comisión tercera de la Cámara de Representantes
El proyecto plantea una redefinición de los clubes profesionales, su forma jurídica, la constitución y transformación a Sociedad por Acciones Simplificada Deportiva, SASD, número mínimo de accionistas y explica el proceso de conversión. También establece una serie de restricciones y obligaciones para las personas naturales y jurídicas. Además establece en su articulado un régimen de procedencia y control de capitales, la estructura de los clubes deportivos profesionales, los órganos de control, mecanismos de protección a los accionistas minoritarios y las obligaciones del representante legal.
Hasta aquí, la iniciativa parece loable, sin embargo, la Agencia de Periodismo Investigativo, API, conoció que detrás del proyecto están dos actuales directivos del fútbol profesional colombiano, que básicamente lo que buscan es tener mecanismos expeditos para poder constituir equipos de fútbol que les permitan trasladar su experiencia para tener su propio club profesional
Hasta aquí, la iniciativa parece loable, sin embargo, la Agencia de Periodismo Investigativo, API, conoció que detrás del proyecto están dos actuales directivos del fútbol profesional colombiano, que básicamente lo que buscan es tener mecanismos expeditos para poder constituir equipos de fútbol que les permitan trasladar su experiencia para tener su propio club profesional. Aunque el proyecto habla de clubes deportivos en todas las disciplinas la atención se centra en los que se dedican a la actividad del balompié. Actualmente, según registros de la Dimayor existen 36 clubes profesionales de futbol, 20 en la categoría A y 16 en la B.
El proyecto se fundamenta en una supuesta simetría que existe entre los clubes deportivos regidos por las normas civiles y aquellos que se han convertido en sociedades anónimas. La ley propone una aparente igualdad jurídica que, según los autores, facilita la formación y el funcionamiento de los clubes deportivos profesionales para que se rijan por disposiciones de la misma naturaleza y jerarquía. En concreto, se pretende darle al deporte un carácter netamente comercial mediante la constitución de este tipo de sociedades por acciones simplificadas, SAS, las cuales están regidas por el Código de Comercio y no como otro tipo de sociedades que tienen un régimen menos flexible. Destacan los autores que esta transformación se ha dado en países como España, Italia, Francia y Portugal.
Otro argumento que plantean es que las sociedades anónimas en el deporte regidas por la Ley 1445 de 2011 se han caracterizado por altos costos de transacción que podrían estar lejos del alcance de muchas entidades deportivas profesionales. Según registros de la Confederación de Cámaras de Comercio, Confecámaras, las SAS han sido ampliamente exitosas, en más del 97%, por ello se propone la adaptación de esta forma asociativa para hacerla plenamente compatible con el desarrollo de actividades deportivas.
“La presente ley, al tiempo que se impone la obligatoria conversión de todos los clubes profesionales en sociedades anónimas o por acciones simplificadas, se incluye una amplia regulación de la denominada Sociedad por Acciones Simplificada Deportiva, SASD. La propuesta de la nueva modalidad asociativa para los clubes deportivos se orienta, según lo afirmado anteriormente, a proveer de mejores y más eficaces mecanismos para la gestión de estas entidades. Así, al tiempo que se favorece la inversión en esta clase de entidades, se determina con claridad las responsabilidades jurídicas para accionistas y administradores” señalan, los autores de la iniciativa.
Según la ley, aparte del mecanismo simplificado de constitución por medio de documento privado inscrito en el registro mercantil, se incluyen otras opciones de termino indefinido, posibilidad de constitución unipersonal, diversas modalidades de acciones, mecanismos flexibles de capitalización, amplia libertad contractual, sencillez de la estructura orgánica y un sistema de limitación de responsabilidad para sus accionistas. En otras palabras, el nuevo régimen planteado facilita con unos pocos papeles y sin presentación en notaria, sin necesidad de varios accionistas, sin capitales amplios, con mínimas responsabilidades financieras pero con actividades especificas en el ámbito deportivo, la constitución por parte de cualquier persona de un equipo de fútbol o club deportivo en cualquier modalidad.
Y es justamente, este punto es el que ha generado la controversia entre los pocos que se han percatado del proyecto. La primera de ellas es que constituye un retraso frente al control y saneamiento que se venía haciendo en las últimas décadas y que permitió que dineros ilegales no ingresaran al fútbol con clubes de dueños prácticamente únicos y con poco control por parte del Estado. Frente al tema la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales, Acolfutpro, envió una comunicación al congresista Silvio Carrasquilla en dónde destaca que si bien el diagnostico del proyecto puede ser adecuado su solución no es concordante, “el proyecto de ley, sin más, busca igualar de facto las situaciones de los clubes, pero sin exigir los buenos estándares que ha impuesto la conversión de las sociedades anónimas”.
Se destaca también que la iniciativa en vez de buscar mejorar los estándares para todos los clubes disminuye las condiciones existentes para las sociedades anónimas con respecto a la democratización de los clubes deportivos y sus controles
Se destaca también que la iniciativa en vez de buscar mejorar los estándares para todos los clubes disminuye las condiciones existentes para las sociedades anónimas con respecto a la democratización de los clubes deportivos y sus controles. Se critica además, que en la exposición de motivos se indica que el modelo de la SASD es un estándar mundial cuando en realidad existen en los países varias figuras de sociedades mercantiles, como en el caso de España en donde existen clubes deportivos elementales, clubes deportivos básicos y sociedades anónimas deportivas.
En cuanto a los supuestos altos costos de transacción que se derivan del funcionamiento de las sociedades anónimas, se cuestiona el proyecto al indicar que la gran mayoría de los clubes en Colombia son sociedades anónimas y de los 36 clubes profesionales, 32 son sociedades anónimas, es decir el 88%, en este sentido señala que no hay un estudio de fondo que permita establecer la realidad financiera de esos equipos. Otro reparo al proyecto es que se promueve la existencia de ‘sociedad unipersonal’, lo que se constituye, “en una afrenta en contra de la democratización de los clubes”. A ello, se le adiciona que las referidas SASD no tienen exigencia de capital mínimo de constitución y patrimonio líquido permanente.
Con respecto al rol de Coldeportes que plantea el proyecto, destaca que los conflictos societarios quedan en cabeza de esa entidad, la cual no ha mostrado resultados en las funciones de vigilancia asignadas por la ley, no cuenta con la planta suficiente para hacerlo y esta es una entidad en vía de convertirse en el ministerio del Deporte cuya función esencial será generar políticas para el fomento, masificación y divulgación del deporte, la recreación y el aprovechamiento del tiempo libre, por lo cual no resulta pertinente que asuma temas societarios y financieros de los clubes. “Es un ataque
Con respecto al rol de Coldeportes que plantea el proyecto, destaca que los conflictos societarios quedan en cabeza de esa entidad, la cual no ha mostrado resultados en las funciones de vigilancia asignadas por la ley, no cuenta con la planta suficiente para hacerlo y esta es una entidad en vía de convertirse en el ministerio del Deporte cuya función esencial será generar políticas para el fomento, masificación y divulgación del deporte, la recreación y el aprovechamiento del tiempo libre, por lo cual no resulta pertinente que asuma temas societarios y financieros de los clubes. “Es un ataque frontal a los estándares impuestos por la sociedad anónima, el diagnostico del proyecto de ley se preocupa, supuestamente, por los clubes que tienen naturaleza de entidades sin ánimo de lucro, no obstante sin motivación alguna, y de manera vulgar, ataca directamente los estándares de las sociedades anónimas” señalan Carlos González y Luis García de Acolfutpro.
Otros puntos que se cuestionan en el extenso articulado del proyecto, que está ad-portas de convertirse en ley de la República, es que hay una deficiente regulación del conflicto de interés entre clubes, se elimina la figura del revisor fiscal, el deber legal de aprobación de los presupuestos y se desconoce la historia del deporte nacional que a través de las sociedades anónimas superó varios inconvenientes legales, técnicos, financieros y deportivos, “en el pasado, los clubes fueron controlados por personas y capitales de dudosa procedencia. Esto ocurrió, en gran parte, porque existían clubes unipersonales. No obstante, se reitera que el proyecto de ley quiere revivir la figura del patrón, dueño del club”, precisa la comunicación al congresista Silvio Carrasquilla.
El futuro de los clubes profesionales de fútbol y de otras actividades deportivas vuelve a estar en el centro del debate. Un asunto que queda en manos del Congreso de la República, que determinará como árbitro en el conflicto si realmente con el proyecto de ley se le quiere meter una goleada o no a una industria que con fortalezas y debilidades sigue avanzando y brindando entretenimiento a millones de colombianos.