La comercialización ilegal de las anheladas wild card o tarjetas de invitación que le permite competir a jugadores juveniles con los mejores del mundo en los torneos de tenis, está tiñendo de negro el deporte blanco en Colombia. Hace unos días, la Unidad para la Integridad en el Tenis, TIU, un organismo anticorrupción creado en el año 2008 por la Federación Internacional de Tenis, la ATP, la WTA y el Consejo de Grand Slam, luego de una investigación de dos años, sancionó a Miguel Tobón, extenista colombiano, con un año de suspensión y una multa de US$20.000, por comercializar ilegalmente las tarjetas de invitación a los torneos que eran gratuitas.
En el fallo, que pasó casi inadvertido, salió a relucir el nombre de Jhan Fontalvo, un reconocido comentarista y empresario, quien desde hace cerca de tres décadas, trabaja en el tenis colombiano. En el numeral 13 de la decisión de la TIU se estableció que, “El señor Miguel Tobón admitió en una entrevista, el 23 de marzo de 2018, que él tuvo un arreglo con el director de torneos Jhan Fontalvo donde acordaron promover torneos del señor Fontalvo y en contraprestación, promover sus eventos, el señor Miguel Tobón iba a recibir tarjetas de invitación para esos torneos del señor Fontalvo”.
Al respecto, Fontalvo señaló enfáticamente que no tiene responsabilidad alguna en el caso y que no fue citado o llamado a declarar dentro de la investigación y por el contrario advierte que su conocimiento y trayectoria en el deporte blanco han permitido, entre otros asuntos, organizar diversos torneos en Colombia y contribuir al desarrollo del tenis en el país. “Yo no tengo ninguna relación con ese tema, tan es así que la TIU ni siquiera me llamó para nada, no tuve ninguna comunicación con ellos, ni siquiera me mencionan, porque yo no tuve ninguna relación con absolutamente nada, si tuviera que ver me habrían sancionado también, no le parece”.
Sin embargo, revisando su trayectoria comercial, dos situaciones lo ponen en el ojo del huracán, al igual que a la Federación de Tenis. Sus antecedentes como propietario de la empresa Grand Slam SAS y un nuevo convenio que celebró con la federación mediante otra compañía de su propiedad denominada Grand Sports, dedicada a la comercialización del deporte.
Un embrollo con antecedentes que se hizo público por las actividades de Miguel Tobón en años recientes. Se trata de un exjugador de tenis de 51 años oriundo de Medellín pero cuya formación académica la realizó en Estados Unidos. Es recordado por lograr un cupo en la semifinal del abierto de tenis Bancolombia en 1994. Aunque uno de sus mejores años fue 1995 cuando derrotó a Javier Frana, Karim Alami y Fernando Meligeni, considerados tres de los mejores 100 jugadores del mundo para la época. Jugó decenas de partidos de Copa Davis y otros torneos internacionales, en sencillos y dobles y llegó a ser el número uno en Colombia.
Pero la mancha en su hoja de vida se generó por hechos sucedidos en los años 2017 y 2018. “Los asuntos en cuestión en este procedimiento se remontan a los años 2017 y 2018. (...) el 2 de noviembre de 2017, la Unidad de Integridad del Tenis, TIU, recibió un informe de venta de tarjetas de invitación para el evento ATP Challenger 2017, en Cali, Colombia”. Estableció el organismo.
La TIU investigó las denuncias y entrevistó a entrenadores, jugadores, directores de torneo y al indagado”. En la resolución sancionatoria también se advierte que la TIU le solicitó a Tobón que entregara sus teléfonos móviles para realizar un examen forense pero que éste se rehusó a la prueba y tampoco entregó una explicación satisfactoria para negarse a la solicitud.
Según las consideraciones de la TIU. En la investigación se logró establecer que el extenista Tobón, vendió o intentó vender las tarjetas de invitación a varias personas. Entre esas, a Lynn Jaimes, a quien el 21 de marzo de 2017, el extenista le envió mensajes de texto ofreciéndole cinco invitaciones, “(...) Jaimes le proporcionó a la TIU las capturas de pantalla de los mensajes de texto que ambos intercambiaron ese día en el intento de negociación”
La revisión de la sanción conocida por la Agencia de Periodismo Investigativo, API, detalla diversos nombres y situaciones y menciona a Fontalvo, hombre clave en las actividades comerciales para el presidente de la Federación Colombiana de Tenis, David Samudio.
El expediente señala frente a Tobón, “usted, transgredió la ley realizando actos de corrupción, en el año 2017. Vendiendo o intentando vender wild cards, o cartas de invitación a los siguientes individuos: Jean-Luc Fontanot, el 28 de agosto de 2017. Usted intercambió mensajes de whatsapp con este entrenador de tenis, intentándole vender tarjetas de invitación de sencillos y dobles. A 2.000 dólares cada una, para el sorteo principal del abierto de Bogotá ATP Challenger que se iba a desarrollar entre el 5 y el 10 de septiembre de 2017”.
En otro aparte, destaca la investigación que el 4 de enero de 2018, meses después, el señor Fontanot, le contó a la TIU, que Tobón le pidió que le preguntara a los jugadores que entrena si estarían interesados en comprar cinco tarjetas de invitación por un monto de US$10.000. Al respecto, Tobón, en una declaración entregada a los investigadores del caso, el 23 de marzo de 2018, admitió que le ofreció venderle al entrenador Fontanot tarjetas de invitación de sencillos y de dobles para el Challenger de Bogotá, pero a US$2.000 .
No menos particular resulta el canje que hizo con el jugador Ty Trombetta; en este caso se evidenció que Tobón, tenía una deuda con su amigo, el entrenador del tenista, Felipe Alarcón, y en el deseo de cancelar la acreencia, le prometió que le iba a dar una invitación para el abierto Milo en Cali en 2017.
Para este caso, señala el organismo de investigación que, “este jugador le entregó a la TIU, intercambios de texto entre usted señor Miguel Tobón y el director del evento, Jhan Fontalvo, el 13 de septiembre de 2017, confirmando el lugar de Trombetta en el cuadro principal de sencillos y de dobles. Cuando el señor Trombetta viaja a Colombia para jugar este abierto de tenis, Milo en Cali, sin embargo, usted señor Miguel Tobón y el señor Fontalvo le informan a Ty Trombetta que esta tarjeta de invitación ya no está disponible. Acto seguido, usted señor Miguel Tobón, le intenta vender al señor Trombetta, tarjetas de invitación de sencillos y de dobles para el cuadro principal del abierto de Bogotá, evento entre el 5 y el 10 de septiembre por US$3.000. El señor Trombetta no aceptó la oferta, pero sí confirmó su ofrecimiento.
Otras tarjetas que fueron ofrecidas o vendidas, según la investigación, se tramitaron para el tenista rumano Laurentiu Schintei, también para Charles Force de Estados Unidos y para el australiano Kahlman Lawrence. En concreto, a fin de participar en dos torneos ATP Challenger en Bogotá, en 2017. Incuidos también, el Milo Open de Cali, el Claro Open y el Claro Open en Floridablanca, Colombia.
Según la decisión contenida en 13 páginas, firmada en Ontario, Canadá, el pasado 17 de mayo por Richard H. McLaren, se detectaron coincidencias. Se mencionó a Jhan Fontalvo, quien era el dueño y organizador de los torneos de tenis que se realizaron en la época en que la TIU estableció que Tobón comercializó con las wild card de las competiciones en el
país.
Pero más allá de haber sido mencionado por el organismo internacional creado para investigar, sancionar y prevenir la corrupción en este deporte, y no tener responsabilidad alguna en el caso, Fontalvo ha pasado por situaciones empresariales complicadas.
Desde, el año 2016, Jhan Erick Fontalvo López, en su calidad de propietario y representante legal de la empresa Producciones Grand Slam SAS, principal organizadora de eventos del deporte blanco en el pais, sufrió un revés. Con deudas que superaban los $1.873 millones y con un vencimiento superior a 90 días, la Superintendencia de Sociedades en un mismo año, le negó en dos ocasiones, la solicitud de reestructuración lo que la dejó al borde de la liquidación. No obstante, el empresario aseguró que el organismo de control finalmente aceptó a su compañía en la figura jurídica conocida como ley 1116 de insolvencia empresarial.
Fontalvo destaca que durante varios años tuvo, entre otros eventos, seis torneos challenger en Colombia, pero los patrocinadores grandes se alejaron y se generó déficit en su financiamiento, asunto que lo llevó a asumir de su bolsillo el costo de los torneos que en promedio valen $500 millones, girando de su pecunio cerca de $2.000 millones en total. “Dedicí no hacer más torneos, no es mi obligación, preferí dedicarme con mi otra empresa Gran Sport a la comercialización de eventos. Hoy soy el comercializador del Comité Olímpico Colombiano y de la Federación Colombiana de Tenis”.
Precisamente, el revés de la empresa se tradujo en un buen saque para Fontalvo, pues hubo cambio en la presidencia de la Federación. Luego de 12 años, en el cargo, salió Gabriel Sánchez Sierra y en su reemplazo llegó David Samudio Gómez, de 56 años. El directivo fue elegido por el Comité Ejecutivo, integrado por Augusto López Valencia, Gustavo Loaiza Polanía, Leonidas Oyaga Gómez y el exsuperintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo.
Así las cosas y con este dream team directivo, designaron a Jhan Fontalvo, a través de su empresa, como el comercializador de la Federación, es decir, la persona a cargo de buscar los patrocinios y generar ingresos para la entidad. Sin embargo, para asumir el negocio, Fontalvo presentó su empresa Grand Sports SAS.
De hecho, su empresa en reestructuración, Grand Slam, no impidió que Fontalvo continuara como director de torneos. Colsanitas, reasumió el torneo y lo contrato para que fuera la cabeza del Claro Open Colsanitas WTA. En la pasada versión las wild card fueron para la antioqueña Emiliana Arango y la nortesantandereana María Camila Osorio, tenistas juveniles del equipo Colsanitas que tuvieron la opción de medirse con las top-120 del mundo.
En octubre de 2017, en el Torneo Internacional de Pereira, que se llevó a cabo entre el 28 de octubre y el 4 de noviembre, la wild card fue para la tenista Sofía Múnera. En el Claro Open Medellín se le entregó a Sergio Hernández Ramírez para disputar el torneo en julio de ese año. En el Claro Open Bogotá, las invitadas mediante este mecanismo fueron María Camila Osorio, Emiliana Arango y Jessica Plazas, deportistas sobre quienes no recaen cuestionamientos.
Aunque después de conocerse la decisión de la TIU, el extenista Tobón emitió un comunicado en el que agradeció el apoyo que ha recibido de las personas que lo conocen y saben de su honorabilidad, también agregó que, “me llama la atención que es la primera vez que se impone una sanción de ese tipo, ya que el intercambio y comercialización de wild cards es una práctica que se ha realizado por muchos años, y que busca apoyar a los jugadores de la región, y al desarrollo de los torneos. Sin embargo, acato con respeto la decisión”. Así mismo, anunció apelación de la decisión.
En el mundo del tenis se preguntan cómo hizo Miguel Tobón para comercializar wild card sin que el dueño de los torneos Jhan Fontalvo tuviera conocimiento. Y porqué la Federación Colombiana de Tenis contrata los servicios de la empresa de Fontalvo en los que recaen interrogantes. Además, porqué un grupo de tenistas con buenas perspectivas, no son tenidas en cuenta por la federación para participar en torneos relevantes.
Al respecto, el empresario Fontalvo reitera que nada tuvo que ver en el asunto, y aunque David Samudio, presidente de la Federación de Tenis, no respondió a un cuestionario que esta Agencia le envió, otro miembro del Comité Ejecutivo, señaló extraoficialmente, porque no es vocero de la entidad que “después de analizar varias ofertas de diferentes empresas y de Jhan Fontalvo, el Comité Ejecutivo por unanimidad autorizó la suscripción de un contrato comercial con este, quien periódicamente rinde informes”.
Paradójicamente, en contra de Producciones Grand Slam SAS y su representante legal, Jhan Fontalvo cursan procesos en los juzgados civiles del circuito y municipales en Bogotá. Uno de ellos, en el juzgado 27 cuyo demandante es Banco Bilbao Vizcaya, otro de Cobranzas y Conciliaciones Ltda, además se registra uno de Bancolombia y otro del Banco Davivienda.
“Yo no soy empleado de la Federación Colombiana de Tenis, soy una empresa a la que ellos contrataron para que les desarrollara una estrategia de mercadeo y comercialización a mediados del año pasado. Acepté con el nuevo Comité Ejecutivo de la Federación, primero porque el tenis es mi pasión, segundo por la experiencia que tengo en la consecución de clientes y patrocinios, tercero por la razón que tengo con los presidentes de las multinacionales y cuarto porque le quiero dejar algo al tenis colombiano, porque sí me interesa que el tenis no se acabe en Colombia”, puntualiza Fontalvo.