Dos meses después del fallecimiento de Jota Mario Valencia, el exitoso presentador de programas de concurso, variedades y entrevistas, quien al lado de Gloria Valencia de Castaño y Fernando González Pacheco, fue referente de la televisión en Colombia, se interpuso una demanda en contra de los dos hijos del comunicador.
Alejandro Ávila, un hombre de 43 años de edad, domiciliado en Mosquera, Cundinamarca, a través de su abogado, radicó un proceso denominado de filiación posmortem. Mediante este, pretende que la justicia lo reconozca como el hijo mayor de Jota Mario Valencia y en consecuencia ampare los derechos que dice tener sobre la herencia en disputa.
Ávila asegura que se enteró que su padre era Valencia, solo después de su muerte, cuando Teresa, su madre, entre lágrimas lo confesó. Los detalles de la historia son precisos. Se remontan al año 1975, cuando su mamá, Teresa de Jesús Ávila Fula, trabajaba en las labores del hogar de una familia alemana que vivía en la calle 44 con carrera 21 en el barrio La Soledad.
En ese lugar tradicional cerca al centro de la capital, según el demandante, se conocieron Jorge Mario Valencia Yepes, quien años más tarde adoptó el nombre artístico de Jota Mario y Teresa de Jesús Ávila.
Aunque ella era unos años mayor, ambos se sintieron atraídos. A ella, le llamó la atención la simpatía y la decencia de ese joven paisa de apenas 19 años quien estudiaba comunicación social y periodismo en la Universidad de La Sabana, cuando su sede funcionaba en el barrio Quinta Camacho, al norte de Bogotá.
Fue ella quien tomó la iniciativa. Le dio su número telefónico y mostró interés. Él no fue indiferente, al poco tiempo la llamó y concertaron varias citas a escondidas.
Jota Mario quien para esa época aún utilizaba su nombre de pila, Jorge Mario, fue varias veces a buscarla. “La esperaba a la salida de la casa y hacían paseos de barrio en donde fueron creando una relación clandestina en la que no estaba muy de acuerdo Teresa, pues ella quería una relación formal a la que no estaba dispuesto Jorge Mario”, manifestó Alejandro Ávila, en su relato a la justicia.
De las llamadas telefónicas, la espera a la salida del trabajo y los paseos frecuentes en el barrio pasaron a una relación sentimental.
Aunque es claro en afirmar que el joven Valencia no trataba a Teresa cómo su novia por la diferencia social que existía entre los dos, con el paso del tiempo ella sí le pidió que la presentara con su familia y que formalizaran un noviazgo, él le prometió que lo haría más adelante, “pero eso no ocurrió”, describió Avila.
Teresa, en silencio, aguantó la clandestinidad absoluta, los dos eran jóvenes. Sin embargo, mientras que Jorge Mario Valencia ya cursaba una carrera profesional, ella era analfabeta, “motivo por el cual manejaba a su antojo a Teresa”, advirtió el demandante.
“La relación se quebró cuando Teresa le dijo al joven que se le había presentado un retraso en la menstruación y que ella estaba asustada porque creía que estaba embarazada, el joven se mostró indiferente ante esta situación y desde ahí dejó de comunicarse con Teresa, la ignoraba, no le contestaba las llamadas telefónicas, en síntesis la abandonó”, relata Ávila.
Una mujer que sacó adelante a su hijo sola. Había emigrado del campo a la ciudad para buscar un mejor futuro económico, pero se enamoró de un hombre unos años menor que ella y de una posición económica y diferente, en una época en la que poco se hablaba de derechos o de igualdades.
Durante años, dice Alejandro, le pregunto a Teresa quien era su padre, pero ella siempre respondió con evasivas.
Pero la vida se le partió en dos a Alejandro cuando el pasado 6 de junio, se conoció que Jota Mario Valencia, había fallecido en una clínica de Cartagena, tras varios días hospitalizado, luego de sufrir una isquemia cerebral.
Después de confirmarse la muerte del presentador, Teresa, entre lágrimas le confesó a Alejandro que su padre era Jorge Mario Valencia y que guardó silencio durante más de cuarenta años, “porque le daba ternura meterse con esas personas tan poderosas pero que no se iba a llevar ese secreto a la tumba”.
Alejandro Ávila, contrató a un investigador privado para corroborar la historia de su madre. Días después dio poder a un abogado para iniciar el proceso de filiación con petición de herencia.
En la demanda que cursa ante los jueces de familia de Bogotá, hay dos pretensiones. La primera, que por medio de sentencia se declare que Alejandro Ávila nacido el 31 de julio de 1976 en Bogotá, “es hijo del señor, Jorge Mario Valencia”.
La segunda, es que en la misma sentencia se ordene a la notaría donde está registrado, anotar, “su estado civil de hijo de Jorge Mario Valencia”.
Además del relato, el registro civil de nacimiento, dentro de las pruebas solicitó se practicaran los exámenes científicos que ordena la ley 721 de 2001 En otras palabras, la norma que determina el procedimiento a seguir cuando hay litigios de paternidad y que establece en estos casos que el juez debe ordenar prueba científica que determine índice de probabilidad superior del 99%, es decir, examen de marcadores de ADN.
Aunque la ley contempla, la exhumación del cadáver, en situaciones en el que el presunto padre ha muerto, en este caso esto no es posible, pues la familia del presentador decidió la cremación.
Sin embargo, en la demanda de filiación se dejó como opción realizar el examen de ADN a los hijos reconocidos del presentador, María José y Simón. “A fin de esclarecer si mi poderdante es compatible genéticamente con su posible padre”.
En caso de que el examen no sea posible, la ley prevé recurrir a pruebas testimoniales y documentales y demás medios probatorios para que el juez pueda proferir sentencia.
Pero la demanda no es solo de filiación postmortem, también de herencia. Con una masa sucesoral conformada por varios inmuebles y acciones que tienen un valor significativo en el mercado inmobiliario y empresarial.
Una casa con un lote de 900 metros cuadrados, en el kilómetro 9 Manzanillo del Mar, etapa MRO, adquirida el 26 de octubre de 2015 por $1.040 millones. Para el caso de Bogotá, un apartamento en el norte de la ciudad, de 188 metros cuadrados, comprado el 18 de noviembre de 2003 por $403 millones.
Acciones en la empresa Control Weight S.A, cuyo objeto social es la apertura, dotación y explotación de centro de acondicionamiento y preparación física, diseño, construcción de gimnasios, supermercados, tiendas, almacenes y restaurantes; así como la prestación de servicios médicos, quirúrgicos y de atención ambulatoria. De esta empresa también son socios Álvaro Antonio Fuentes, Luz Fanny Corredor y Camilo Prieto Valderrama.
Así mismo, acciones en la empresa Magic Smile SAS, que presta servicios odontológicos. De esta sociedad, además del presentador, son socios Carolina Angarita Barrientos, Diana Milena Cepeda, Nicolás Heredia Combariza y Jairo Quintana.
Una tercera compañía, cuya participación accionaria de Valencia, entrará en disputa en la herencia es Sportsat SA. Se trata de una firma cuyo objeto social es las actividades relacionadas con la operación del servicio público o privado de televisión cerrada, abierta, cable, satelital e internet, entre otras. Los socios además del comunicador son Pedro Vicente Fierro, Mabel García Ahumada, Augusto López y Julio Ortíz Rodríguez.
Pero esta no era la única empresa relacionada con medios de
Comunicación en la que el reconocido presentador tenía acciones. La firma Idea & Media SAS, de esta, era su representante legal.
No obstante, el demandante sufrió un revés, ya que la juez le ordenó subsanar la demanda, pues en la misma no había sido claro porqué solicitaba la petición de herencia si ni siquiera se había dado trámite a la sucesión.
Luego de aclararle a la juez que únicamente se surtiera la filiación pues aún no se había dado apertura a la sucesión, esta le solicitó a la Registraduría remitir los registros civiles de los hijos del presentador, así como el registro de defunción de Jorge Mario Valencia Yepes.
El caso es tratado con absoluto sigilo en la justicia. Por tratarse de un proceso de filiación, tiene un trámite expedito y se debe definir a lo sumo en un año en condiciones normales. No obstante, se ha prologado un poco más por la pandemia de Covid-19 que suspendió temporalmente los términos de los litigios.
Será la juez de familia quien determine si Alejandro Ávila es realmente hijo del presentador Jota Mario Valencia y si tiene derecho al apellido y sobre los bienes obtenidos producto de un trabajo de más de cuarenta años divirtiendo a varias generaciones.