Alexander Cadavid es una víctima más de la escopolamina. No tiene recuerdos de los tres días posteriores a ingerir la sustancia. Las personas vulnerables no se diferencian por estrato social, edad ni género. En su mayoría han sido engañados. Lo que si ha vuelto a la memoria es una práctica delictiva que se creía cosa del pasado.
Fue en la década de los 80 que apareció el macabro boom de la ´burundanga´. Miles de víctimas cayeron en las redes de la delincuencia común. Era la novedad. Bandas integradas por hombres y mujeres que aplicaban en las bebidas la sustancia o la hacían inhalar de diversas formas. Especialmente en bares y otros sitios de recreación, estuvieron al acecho, frente a autoridades que advertían el ilícito proceder.
Pasaron más de tres décadas. De los casos de intoxicación por la sustancia poco se volvió a saber, al menos mediáticamente, no resultaba novedosa. No obstante, una oleada de víctimas de las últimas semanas revivió un modus operandi que también evolucionó con consecuencias mortales.
En uno de los casos, un hombre de 39 años perdió la vida por sobredosis. Las cifras de los hechos van en aumento, solamente durante un fin de semana fueron reportadas como desaparecidas tres personas en Bogotá. Todas fueron drogadas para quitarle sus pertenencias.
Según la lista de desaparecidos de Medicina Legal, con corte de 27 de abril, sobre 716 hombres y 460 mujeres no se tiene información. Solamente en Bogotá, hasta el 28 de febrero, se reportaron 311 desaparecidos, 28 de ellos en la localidad de San Cristóbal.
Entre esos está Hernán Felipe Mejía de 39 años. Desapareció el pasado 22 de abril y su cuerpo fue hallado sin vida dos días después. Tras visitar un restaurante en la localidad de Chapinero, no se tuvo más información.
Las autoridades no revelaron el lugar donde fue encontrado su cuerpo, pero confirmaron que su muerte se dio a causa de una convulsión por aparente sobredosis. Aunque su cuerpo no presentó signos de violencia, fue hallado sin sus pertenencias.
Durante 48 horas no se conoció tampoco sobre el paradero de Jaime Andrés Vega. Salió en su vehículo y apareció el domingo. Habría sido víctima de un robo con escopolamina. Mientras que el caso de Juan Andrés López de 20 años fue mediático.
El joven estudiante de la Universidad Javeriana estaba desaparecido desde el jueves 21 de abril. Fue ubicado en la localidad de Santa Fe: desorientado, sin algunas prendas de vestir y sin sus pertenencias.
Tras la búsqueda, la Policía Metropolitana agradeció la información de una persona que permitió a los uniformados llevar al joven a reencontrarse con sus familiares. Y así como los tres hombres fueron víctimas de atracos usando escopolamina, las mujeres no quedan exentas y son más vulnerables.
El pasado 25 de abril, una menor de 17 años habría sido víctima de la misma sustancia. Tras pedir un servicio de taxi en Chapinero fue violentada física y sexualmente. También, como en los demás casos, fue reportada como desaparecida y hallada tiempo después deambulando por la localidad de Ciudad Bolívar.
Un joven de 22 años también resultó afectado. Cuando se disponía a entrar a una estación de Transmilenio. Percibió un olor fuerte y no recuerda más. Fue encontrado debajo del puente de la Avenida 68 con calle 80 con fractura en uno de sus brazos y sin sus pertenencias.
El suceso más reciente es el de otra joven. Luego de tres días de búsqueda, Nicole Guerrero fue encontrada cerca del terminal de transportes de Salitre, en el occidente de Bogotá. Estaba desorientada y sin poder hablar. Sufría depresión y ansiedad, un presunto efecto tras la inhalación de la droga.
Los casos tienen un mismo objetivo: el robo e incluso abuso de las víctimas luego de suministrarles escopolamina, una sustancia que se absorbe muy bien en el tracto gastrointestinal y es por vía oral como más frecuentemente se administra a las víctimas de ilícitos en dulces, chocolates o bebidas como gaseosa, café y licores.
Debido a su mecanismo de acción, su permanencia en estómago puede ser prolongada y entre las reacciones adversas más frecuentes se encuentra: somnolencia, sensación de mareo, desorientación, trastornos de la memoria, mareos, inquietud, confusión mental, entre otros.
La Agencia de Periodismo Investigativo, API, conoció otro modus operandi de organizaciones que están utilizando esta droga para doblegar a las personas.
Uno de los casos ocurrió en Medellín. Alexander Cadavid narró a esta Agencia que fue víctima de un millonario hurto tras consumir una droga disuelta en una bebida. Ocurrió el 31 de marzo y tras conocer a una mujer por Tinder, aplicación de redes sociales y citas en línea.
Bajo el alias de ´Jazmín´ y luego de tres días de conversaciones, la pareja decidió encontrarse en una estación de transporte público en la capital de Antioquia. Sin embargo, luego de varias situaciones, ella prefirió llegar hasta la casa de Alexander. Allí, compartieron comida y bebidas, pero ella le manifestó la intención de tomar ron.
Alrededor de las cuatro de la tarde, el hombre, quien vive solo en su apartamento, fue a la cocina, regresó con la mujer y se tomó el último trago que recuerda. Perdió la conciencia y la memoria, no sabe cómo llegó a la casa de sus padres que lo llevaron hasta un centro médico.
Luego de tres días del suceso, Alexander recuerda pequeñas situaciones que ocurrieron antes de verse con la mujer en su casa. Al regresar a su vivienda la situación empeoró, se dio cuenta que fue víctima de un robo que asciende a los 25 millones de pesos. La mujer tomó el equipo fotográfico del periodista que trabaja como realizador audiovisual.
Entre los elementos que se llevó la persona que drogó a Alexander se encuentra su celular, micrófonos, una cámara Nikon, documentos, una cámara go pro y hasta un casco de motocicleta. Tras lo ocurrido también llegaron las consecuencias físicas: pánico, pérdida de memoria a corto plazo, náuseas y ansiedad.
Los especialistas médicos no encontraron una sustancia específica, se habría tratado de un coctel de escopolamina con otra sustancia que permitió que, el también historiador, perdiera la conciencia y ocurriera el robo.
Este caso no fue aislado y respondería a una acción de una organización delincuencial. La mujer no pudo haberse llevado, ella sola, un televisor de 72 pulgadas y las demás pertenencias de Cadavid.
Sin embargo, el hombre logró conocer la ruta que realizó la mujer luego del hurto. Por medio de la ubicación de su dispositivo móvil, esta Agencia conoció que la victimaria bajo el nombre de Jazmín en Tinder salió de la vivienda a las seis de la tarde.
Tras llevarse los objetos, la mujer recorrió la ciudad pasando en cercanías del Museo de Arte Moderno de Medellín, el Jardín Botánico, la calle 107e con 42c y llegó a un jardín infantil. El recorrido en un carro finalizó en la carrera 28e#108a – 52. Tras lo ocurrido, el seis de abril se realizó una denuncia por hurto ante la Fiscalía General.
Lo mismo le ocurrió a otra persona. Se trata de un DJ extranjero que en la misma ciudad dio ‘match’ con la mujer. La pareja acordó verse en un hotel donde él se hospedaba y en cámaras de seguridad se ve a Jazmín encontrarse con su nueva víctima.
El reporte médico confirmó que el hombre fue drogado con ketamina, un anestésico general de acción rápida con anestesia profunda y conservación del reflejo faríngeo-laríngeo y estímulo cardiorrespiratorio. Según la información de la nueva víctima, la mujer tiene 20 años y vive cerca del centro de la ciudad, información que concuerda con el relato de Cadavid.
Tiene tatuajes alrededor de su pecho, en fotografías se ve usando gafas y antes del encuentro le pidió al DJ que tomaran ron o whisky. En las cámaras de seguridad se ve a la mujer saludando al extranjero, ambos ingresan al hotel y luego él denuncia que fue víctima del hurto de su celular, un disco duro y documentos.
Al salir del establecimiento la mujer corrió hacia un vehículo que la estaba esperando. Según su perfil en la red social, estudia en la Universidad de Antioquia, tiene pelo negro y usa brackets.
Ambos casos fueron reportados ante la Fiscalía seccional de Medellín y se espera el avance de la investigación sobre el caso que sigue dejando víctimas en diferentes partes del país.
En Bogotá, otra mujer utilizó un método similar. Se hace llamar Nicole y se unió a un grupo de amigos que departía en un bar en el sector de Galerías. Aunque la mujer era conocida solo por uno de los de la mesa, se ganó la confianza luego de invitar una cerveza al resto del grupo de amigos.
Dos amigos y la recién conocida, luego de varias situaciones que ocurrieron durante la madrugada, llegaron al barrio donde los hombres viven. Allí, departieron un rato más dentro de una vivienda, pero la mujer pidió salir y prefirió estar en la calle.
En medio de una situación de confianza, la mujer le ofreció el último trago que la nueva víctima recordaría. Perdió el conocimiento y por medio de cámaras de seguridad se ve su cuerpo sobre un césped donde compartía con la mujer.
La víctima quedó boca abajo y la mujer se ve al lado de él luego de tomar sus pertenencias. Tras llevarse el celular y cien mil pesos del joven, ella se va del lugar y él permaneció durante tres horas en el suelo. Alrededor de la una de la tarde, se levantó y manifestó haberse sentido desorientado y perdido.
Publicó fotografías de la mujer que lo drogó y le hurtó sus pertenencias y resultó ser la misma que estuvo envuelta en un caso similar con otro grupo de amigos en el mismo sector. Andrés Daza, otra víctima, habló con esta Agencia y confirmó que Nicole apareció también en su grupo de amigos durante una noche de fiesta.
La situación se presentó de una manera similar. Ella se acercó al grupo de Daza, se ganó su confianza y entabló conversación con el joven que sería víctima de hurto. Le pidió ayuda para limpiar unas monedas, que según ella estaban untadas de maquillaje; sin embargo, luego de brindarle ayuda, Daza comenzó a sentirse diferente.
El hombre quedó solo con Nicole. Ella le pedía que sacara el celular, que continuaran la fiesta en su casa y otras preguntas personales que Daza aún recuerda. De manera que él no puede explicar; llegó a su vivienda en compañía de la mujer.
Tras su insistencia y preguntas fuera de lugar, él tomó un trago alrededor de las seis de la mañana y no volvió a despertar hasta las siete de la noche cuando se dio cuenta que la mujer se había llevado tres computadores, una colección de relojes y un Iphone 13 pro, pertenencias que suman más de 20 millones de pesos.
Aunque el joven no fue al médico, también tuvo consecuencias: permaneció 15 días desorientado y sobre la mujer solamente sabe que vive en la localidad de Suba. Junto a los dos relatos, uno más. Otro joven confirmó que la misma mujer lo robó a él y sus amigos.
El factor común: la mujer aparece en el mismo sector de bares de Galerías, se gana la confianza y en este tercer caso hurtó también un Iphone 13 pro y un reloj tras darle a las víctimas clonazepam, según el reporte de toxicología.
Y aunque los casos han ocurrido contra hombres menores de 30 años, los mayores no están exentos. Un hecho, también reportado en Bogotá, reveló que una mujer se ganó la confianza de un hombre de 72 años, ingresó a su casa y tras usar escopolamina, le robó los ahorros de su vida.
Otros casos, ocurridos en diferentes momentos, se han reportado en Barranquilla donde July Jiménez, que había sido reportada como desaparecida desde el pasado 26 de abril, fue encontrada desorientada, víctima de robo con escopolamina y dejada tirada en un potrero.
La mujer fue golpeada, mientras que, en Cartagena, otra víctima aceptó el servicio de un carro particular para llegar a su destino. En medio del recorrido, el conductor le entregó una tarjeta que luego de recibir, empezó a sentir la lengua dormida y una sensación de sueño profundo. Aunque no fue víctima de hurto ni violencia, estuvo frente a un presunto caso de escopolamina que no pudo ser verificado por las entidades sanitarias.
Mientras tanto, las cifras de la Secretaría de Seguridad de Bogotá muestran un incremento de hurtos cometidos con uso de esta droga. Un delito que ha aumentado en un 76% en lo corrido del año.
Misma situación que se presenta en otros delitos como los robos con uso de arma de fuego que reportan un crecimiento del 9.4%, mientras que el hurto con arma blanca aumentó en 10.3%. Al contrastar las cifras con febrero de este año, hay un incremento de 1.476 casos, lo que representa 17% más robos en Bogotá.
Lo cierto, es que una práctica que se creía eliminada hace décadas revive con víctimas que a diario siguen contando sus tragedias y victimarios que en la impunidad sofisticaron su modus operandi criminal.
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