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Aunap rindió cuentas 2025: balance de director William Tepud, logros y cifras para pesca y acuicultura
Resultados del año en fomento, control y formalización: organizaciones atendidas, repoblamiento con alevinos, permisos, salvoconductos y mejoras institucionales.
La Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP) realizó su rendición de cuentas como un ejercicio de explicación pública sobre decisiones, resultados y uso de recursos, en un formato que la entidad enmarca en los principios de transparencia, participación ciudadana y control social.
La jornada se planteó, además, como una vitrina para mostrar qué cambió —y qué sigue pendiente— en un sector donde la subsistencia de miles de familias depende de la salud del agua y de reglas que, en la práctica, suelen sentirse lejanas cuando la faena se hace a pulso y el precio se define en la orilla.
En su mensaje de contexto, el director general William Tepud fijó el tono: el balance no estaría reducido a un listado de actividades, sino a “los principales logros y avances” de 2025 en fomento, regulación y control, con énfasis en poblaciones vulnerables del sector pesquero y acuícola.
Ese encuadre, en un país donde la pesca artesanal convive con cadenas de comercialización informales y presiones sobre el recurso, busca conectar la gestión pública con impactos concretos: quién recibió apoyo, cuántos trámites se destrabaron, qué controles se aplicaron y qué señales quedan sobre la sostenibilidad.
El primer bloque de cifras que la entidad puso sobre la mesa fue el de fomento. La Aunap reportó que priorizó a pescadores artesanales y acuicultores de subsistencia, con 720 organizaciones beneficiadas a nivel nacional.
En el mapa de proyectos estratégicos, la autoridad informó que la línea de pesca artesanal atendió 262 asociaciones en 133 municipios; la línea de acuicultura llegó a 68 municipios; y el programa Pez Total benefició a 87 asociaciones en 58 municipios.
La lectura institucional detrás de esas cifras apunta a un objetivo repetido en el discurso de política pública: organizar la base productiva —asociaciones, colectivos, organizaciones— para que el acceso a programas, insumos o acompañamiento no dependa de contactos sueltos, sino de estructuras capaces de sostener procesos.
A ese capítulo se sumó la inversión focalizada por enfoque diferencial. En comunidades indígenas, la Aunap señaló una destinación superior a $2.051 millones, con impacto en 400 integrantes.
Para comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, reportó recursos por $6.536 millones, con 350 personas beneficiadas.
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Son datos que, en la rendición, buscan responder una pregunta que se repite en territorios: cuánto del presupuesto realmente aterriza donde la pesca es cultura alimentaria, economía familiar y —en muchos casos— el último ingreso posible frente a la informalidad y la distancia del Estado.
El tema de seguridad alimentaria y sostenibilidad del recurso apareció con fuerza en un indicador que suele resumir años de trabajo técnico en estaciones piscícolas: la AUNAP informó la producción de 9,8 millones de alevinos.
De ese total, 7,3 millones se destinaron a repoblamiento y 2,1 millones a actividades de fomento productivo.
En términos prácticos, el repoblamiento se presenta como una apuesta para sostener la oferta futura del recurso —especialmente en sistemas continentales— y, al mismo tiempo, como una respuesta institucional frente a la demanda territorial de “volver a ver peces” donde la presión, la contaminación o la transformación de hábitats han reducido capturas y tamaño de las especies.
En paralelo, la rendición de cuentas subrayó la formalización como una línea que, aunque administrativa, tiene efectos directos en el día a día. La entidad reportó la carnetización de 12.069 pescadores artesanales en 2025 y un total de 123.025 carnés vigentes a nivel nacional.
En acuicultura, indicó 7.109 acuicultores carnetizados. La cifra se conecta con un punto sensible: el carné como llave para acceder a programas, identificarse ante autoridades, y entrar —al menos en el papel— a circuitos de apoyo estatal con mayor trazabilidad.
Los números de trámites completaron el retrato operativo del año. La Aunap informó que, entre el 1.º de noviembre de 2024 y el 31 de octubre de 2025, expidió 3.297 permisos, de los cuales 2.207 fueron de comercialización y 400 de cultivo.
En el mismo periodo, reportó 59.152 salvoconductos en línea, presentados como una mejora para la trazabilidad y el uso eficiente de recursos.
En sectores donde la informalidad ha sido la norma, la trazabilidad suele convertirse en el punto de quiebre entre el comercio legal y el mercado gris, y también en una herramienta para enfrentar tráfico, extracción irregular o presiones sobre especies.
La rendición no evitó el capítulo de control. En inspección, vigilancia y control, la Aunap reportó 556 operativos “únicamente en Bogotá”, con foco en zona aeroportuaria y actividades comerciales.
Ese dato —concentrado en un nodo logístico— sugiere una estrategia de control sobre puntos de tránsito y comercialización donde confluyen rutas, especies, cargas y mercados. Como resultado, la entidad informó 21 nuevas actuaciones administrativas por presuntas infracciones al Estatuto General de Pesca e imposición de sanciones económicas entre $20 millones y $148 millones.
Además, señaló 50 jornadas de sensibilización con enfoque preventivo y pedagógico desde las direcciones regionales.
El mensaje: control con sanción, pero también control con pedagogía; castigo cuando corresponde, y prevención para reducir reincidencia y fortalecer cumplimiento.
El balance incluyó indicadores de desempeño institucional, una dimensión que suele pasar desapercibida para el ciudadano, pero que define capacidades internas para ejecutar política pública.
La Aunap reportó un puntaje FURAG 2024 de 79,8 %, frente a 70,9 % en 2023, y aumentos en Direccionamiento Estratégico y Planeación (de 79,4 a 90,5) y en Control Interno (de 75,3 a 87,5).
También informó una reducción del 32 % en PQRSD, al pasar de 2.806 en 2024 a 1.907 en 2025.
En finanzas, señaló que el recaudo de recursos propios para 2025 (corte a octubre) superó la meta: $9.587,0 millones frente a un aforo de $7.954,1 millones.
Son cifras que la entidad usa para sostener una idea central: más allá de programas puntuales, hay una institución intentando mejorar “por dentro” para responder mejor “por fuera”.
El relato de esta rendición de cuentas también se entiende a la luz del momento administrativo.
Tepud había llegado a la Dirección General en 2025, proveniente de Pasto, con un perfil jurídico y trayectoria en sector público y privado; la entidad lo presentó como especialista en campos como derecho administrativo y contratación estatal, y enfatizó tres pilares de su enfoque: transparencia, asociatividad comunitaria y sostenibilidad territorial.
En esa misma presentación institucional, el director enmarcó su llegada como un compromiso “ético y humano” con las comunidades y como oportunidad de fortalecer a la Aunap con enfoque territorial.
Ese discurso, puesto junto a los números del 22 de diciembre, busca dar coherencia entre narrativa y ejecución: fomento con organizaciones, formalización con carnetización, sostenibilidad con repoblamiento, y control con operativos y trámites trazables.
Como soporte documental del ejercicio, la Aunap mantiene un apartado de rendición de cuentas en su portal institucional, donde publica informes de la vigencia.
En redes, la entidad divulgó el acceso al informe de rendición de cuentas 2025 a través de su enlace institucional.
La rendición del 22 de diciembre cerró así como suelen cerrar estos ejercicios cuando se toman en serio: con números que se pueden contrastar y con un desafío que no desaparece al final de la transmisión: que el impacto —en ingreso, en seguridad alimentaria y en sostenibilidad del recurso— se sienta en el territorio con la misma claridad con la que se presenta en un balance.
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