Con tan solo 35 años de edad murió Julio César Montañez, profesor de Política Criminal de la especialización de derecho penal de la Universidad del Rosario. Fue profesor auxiliar del exministro de Vivienda Luis Felipe Henao y del director de la especialización, Francisco Bernate. El covid-19 le arrebató la vida y silenció una de las mentes más prometedoras del derecho en Colombia.
Durante catorce meses logró escapar a la pandemia. Se instaló en su casa y desde ahí preparó sus clases, sus casos y su vida, se cuidó al máximo atendiendo todos los protocolos y con la certeza de la gravedad de la pandemia en el mundo y en el país.
No obstante, sucedió lo impensado. La segunda semana de mayo se contagió. Una injusta paradoja pues Julio sólo salía de su casa a mercar, pero sus síntomas se agravaron, tenia Covid-19 e influenza, todo mismo al tiempo.
Sus familiares, amigos y colegas, desesperados, casi no lo podían creer. Empezaron una cruzada para ubicarle una Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, en un centro asistencial de Bogotá.
La lucha se convirtió en hazaña. Aunque en las estadísticas oficiales la ocupación UCI en Bogotá ha oscilado entre el 92% y el 96% desde que inició el tercer pico, las aglomeraciones por el Paro Nacional y el relajamiento de las medidas ante la expectativa de la vacuna dejaron a más de 500 personas a la espera de una UCI, una de ellas el brillante docente.
La búsqueda desesperada de varios días dio frutos. Por fin lograron una UCI en el Hospital Simón Bolívar, al norte de Bogotá. Un paciente que se empezó a recuperar libró un turno para el docente Montañez.
Posteriormente, Francisco Bernate, director de la especialización en derecho penal de la Universidad del Rosario, amigo y samaritano por convicción, anunció a quienes fueron los estudiantes de Montañez, “por fin logramos una UCI, ahora solo les pido que oren por él”.
Dieciocho horas después de esa petición, Julio César Montañez murió, la edad no bastó para superar la impredecible enfermedad.
La comunidad académica lo llora con nostalgia. Es la temprana partida de un profesional al que la vida le quedó debiendo décadas de servicio en la universidad y a la justicia.
Abogado de la Universidad del Rosario, especializado en derecho penal en la misma universidad, magister en derecho procesal penal y doctor en derecho de la Universidad de Los Andes.
Era políglota, viajero frecuente, aficionado al rock y al derecho penal. Dejó más de diez artículos en varios idiomas, las negociaciones en el proceso penal, del procedimiento inquisitivo a la prisionización masiva y “el debate entre la expansión del derecho penal hacia la criminalidad de la clase alta y el derecho penal mínimo”, por citar algunos ejemplos.
“En lo personal estoy devastado, Julio no solo era un académico único, era un amigo increíble, una persona que estaba siempre presente, que disfrutaba muchísimo la vida, que tenía mucho por delante. Siento un vacío profundo, muy doloroso”, le aseguro a la Agencia de Periodismo Investigativo, API, el abogado penalista, Francisco Bernate.
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