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SOS de pasajero de un crucero en Cartagena con sintomas de coronavirus

Viajó el 7 de marzo con 2.700 pasajeros por el Caribe. Retornó de emergencia por cuarentena en Panamá. Hoy permanece aislado en Bogotá en un hotel sin atención. Es incierta la salud y forma de retorno de los demás compañeros de viaje.

Por Agencia Periodismo Investigativo |

La celebración del cumpleaños número 40 se convirtió en una pesadilla para Juan* Muñoz, uno de los 1.700 colombianos que zarpó desde Cartagena el pasado 7 de marzo en el crucero Monarch de la empresa Pullman Tours, rumbo a las paradisiacas playas de Centro América y el Caribe durante siete días. 

Pero lo sucedido con otro crucero, el Braemar, al que inexplicablemente la Dirección Marítima, Dimar, le permitió atracar en Cartagena y desembarcar pasajeros un día después, cambió las cosas.  Pese a las sospechas de que cinco personas eran portadoras de Coronavirus y que generó, tras el escándalo, que el presidente Iván Duque prohibiera el arribo de cruceros y otras embarcaciones con pasajeros al país.

Así quedó a la deriva Muñoz. Aislado actualmente en un hotel de Bogotá, a pocos metros de su casa, creyendo que está infectado con Covid-19 sin que ninguna autoridad migratoria y sanitaria le hubiera prestado atención.

Al cumplir 40 años y con unos tragos de más, Juan le anunció a su familia y sus amigos que quería celebrar solo en alta mar. Esa misma noche por internet eligió su destino.

A través de sus redes sociales, había leído sobre el covid-19, el virus que tenía contra las cuerdas a China, el gran gigante asiático. Con 15.980 km de por medio entre Bogotá y Wuhan, el epicentro del brote, creyó que la enfermedad jamás llegaría a Colombia y menos que un hecho de salud pública aparentemente tan lejano le pudiera cambiar la vida
.

crucreo recorrido


Dos días después llegó a Cartagena. Una maleta y la osadía de emprender un viaje solo, sin su esposa y su pequeña hija, el propósito de ir a planificar su siguiente década de vida, era suficiente notificación para él.

Agregó un muy buen plan de datos en su celular. Su gusto por los cruceros y la experiencia en otros seis viajes similares le habían enseñado que la Internet en estos barcos no es lo suficientemente estable.

Entonces inició su navegación por el Caribe rumbo hacia Ocho Ríos Jamaica, Islas Caiman, Montego Bay y Colón, Panamá.

Tres días después de su partida se enteró a través de las redes sociales que Cartagena había cancelado la temporada de cruceros para evitar la propagación del covid-19 en la ciudad.

“Debido a que Cartagena es una ciudad con vocación portuaria y turística a la que diariamente llegan más de 15.000 turistas, la administración Distrital, en concertación con todas las autoridades tomó la decisión de suspender el ingreso de cruceros a la ciudad temporalmente” declaró públicamente la mandataria encargada de la ciudad, Diana Carvajal.

Presidente Iván Duque



La medida, lejos de ser un acto de anticipación por parte del gobierno local, intentaba amainar el escándalo que sacudía al país. Horas atrás la Secretaría de Salud de Cartagena había confirmado el primer caso de Coronavirus en la ciudad.

Se trataba de una mujer octogenaria que había desembarcado en La Heroica el 8 de marzo de otro crucero, el Braemar. Un imponente barco de la naviera británica Fred Olsen, con 924 pasajeros y 371 tripulantes a bordo, al que no se le había permitido atracar en los puertos de Aruba y República Dominicana porque se sospechaba que cinco personas tenían síntomas de Coronavirus. En Cartagena, en cambio, nadie se había inmutado.

Este hecho generó una avalancha de información e indignación. Las decisiones del gobierno no tardaron, prohibieron el arribo de los próximos 45 cruceros programados para anclar en Cartagena hasta el 30 de junio. 

La medida, por supuesto, incluía el crucero Monarch de Pullmantur Cruise, programado para llegar a Cartagena el sábado 14 de marzo a las 9:30 a.m. Operado por la firma Rozo & Cia con 2.744 pasajeros y 827 tripulantes con una eslora de 268 metros llegaría al terminal número 2.

Juan entró en pánico. De inmediato empezó a recibir una cascada de mensajes de familiares y amigos que le advertían que no podría bajarse en Cartagena y que tendría dificultades para llegar al país. 


“Yo me acerqué a la recepción del crucero, les dije que me había enterado de la situación por redes, que mi intención era regresar a mi país y que no quería estar más tiempo en el crucero. Les pregunté qué tenía que hacer para bajarme en el puerto de Colón en Panamá. Para mí era impensable pasar una cuarentena en ese país”, afirmó en entrevista con la Agencia de Periodismo Investigativo, API Juan* Muñoz quien solicitó no divulgar su verdadero nombre por lo que había pasado en el departamento del Huila con dos Mujeres contagiadas que fueron agredidas y estigmatizadas por sus vecinos. 

Pero su pesadilla hasta ahora iniciaba. Los tripulantes del barco le indicaron que para desembarcar en Colón debería comprar un tiquete aéreo rumbo hacia Colombia y entregarles su pasaporte. En Panamá, funcionarios de inmigración lo escoltarían del barco hasta el aeropuerto, allí le entregarían su pasaporte y regresaría a su país.

No lo pensó dos veces. Subió a su cabina, compró el tíquete en Avianca y con el comprobante y su pasaporte en la mano les manifestó estar listo. Pero su decepción no tardó en llegar, tripulantes le indicaron que desde Colombia les habían manifestado que nadie podía descender del barco y llegar por vía aérea al país.

“Les reclamé  porqué veinte minutos atrás me habían dicho que comprara un tiquete y luego que ya no se podía. No abandoné la recepción si no hasta la media noche, les rogué durante horas”, indicó desesperado Juan* Muñoz, mientras tocía y se disculpaba por ello, justo en ese instante manifestó que no sabía sí estaba sugestionado pero creía ser portador de covid-19.

Continuó su relato indicando que para ese momento los demás colombianos que en su mayoría ignoraban lo que sucedía, empezaron a enterarse que no podrían llegar a su destino. 

Compra de tiquetes por dos pasajeros


“Ahí ya nos informaron que en Colón únicamente podrían desembarcar los ciudadanos panameños y quienes habían arribado al crucero desde ese puerto y que se había revocado el permiso de que cualquier persona que hubiera tomado el barco en Cartagena se pudiera bajar en Panamá”, aseguró Muñoz. 

Al día siguiente hacia las 3:00 p.m la tripulación los convocó, por los altavoces, a una reunión en el teatro principal con la advertencia que nadie podía faltar. “Nos indicaron que Colombia no había dado el permiso de atracar y que por lo tanto el barco quedaría en cuarentena en Colón, Panamá”.

Pero con la mala noticia llegó una luz de esperanza. Les informaron que aquellas personas que pudieran comprar un tiquete aéreo hacia Colombia para el día sábado, las autoridades de ese país les permitirían el desembarco.

Molesto, Juan buscó al jefe de la tripulación y le reclamó porque no le permitían desembarcar si él ya tenía un tiquete comprado para ese misma día, a las 5:30 p.m. “Me dijo no podemos hacer nada, comuníquese con su aerolínea porque por el virus las aerolíneas no están cobrando penalización por modificaciones en los vuelos”.

No obstante, la aerolínea Avianca, asegura Juan, jamás contestó ni las llamadas ni los correos electrónicos. Sin poder descender del barco y con los minutos contados, compró un nuevo tiquete, el vuelo 415 de Copa Airlines, ciudad de Panamá- Bogotá, programado para las 11:50 am del día sábado 14 de marzo. Antes de finalizar la transacción volvió a preguntar si era seguro que le iban a permitir bajar del barco y tomar el vuelo, el sí fue rotundo.

Comunicado de la DIMAR


A las 2:30 am de ese sábado Jhon estaba listo en la fila para tomar el primer bus que lo sacaría del infierno rumbo a su país. Tres horas después por fin desembarcó, se subió al autobús hasta el aeropuerto Tocumen en medio de una caravana de policía y fuerza aérea que escoltó el trayecto.

Cómo si fueran reclusos, los contaron antes de subir al autobús, durante y al bajar. En el aeropuerto, les ordenaron hacer una fila aparte mientras vigilaban que no tuvieran contacto con nadie. “Nos trataron a todos cómo si estuviéramos infectados por coronavirus, todo el tiempo aislados y una sola persona de Migración hizo todo el proceso”.

Pero en Colombia se encontró con otra realidad. Mientras en Panamá, dice, lo trataron a él y a otros 44 colombianos como portadores de la enfermedad, en el país se limitaron a entregarle unos simples formatos.

“Me entregaron un formato en el que preguntaban si había estado en Japón, en Estados Unidos, China, España, Italia. Me acerqué a la funcionaria de Migración y le pregunté que en el formato solo preguntan por unos países específicos, y le informé que yo venía del barco que estaba en cuarentena en Colón, Panamá, que se trataba de la misma embarcación que el presidente Duque había ordenado poner en cuarentena en caso de hacer una excepción y permitiera el desembarco”. Afirmó Muñoz quien manifiesta también haberle dicho que si necesitaban ponerlo en cuarentena, hacerle exámenes ahí estaba a disposición de las autoridades de Migración y sanitarias.

La funcionaria no se asombró, sólo asintió con la cabeza y escribió Panamá, crucero Monarch en el formato. “Me pasaron a un cuarto de 2x2, me tomaron la temperatura, me indicaron que usara tapabocas y me lavara las manos frecuentemente. No se demoraron un minuto en el procedimiento”.

Caos en el Aeropuerto el Dorado



Juan Muñoz estaba desconcertado por el manejo que en Colombia le estaban dando las autoridades de Migración y sanitarias a los pasajeros del crucero Monarch. No entendía la falta de interés de los encargados. Ante la opinión pública, el crucero se había convertido en tema de debate. 

Después de la orden del gobierno nacional de prohibir el atraco de cruceros siguió un comunicado de la Dimar en el que informaron que se haría una excepción con el crucero Monarch de Pullmantur, en permitir el atacó y desembarque en Cartagena pues a bordo viajaban 1.700 colombianos. Sin embargo, horas después se revocó la excepción.

Para Muñoz, quien es empresario del entretenimiento en Bogotá, resulta incoherente los pronunciamientos y las medidas. “Por qué armaron un escándalo con el crucero, no nos permitieron bajarnos en Cartagena, me hicieron comprar dos tiquetes aéreos por que supuestamente ese barco había que ponerlo en cuarentena si igual llegamos al país por avión y en el aeropuerto nos trataron como si el mundo no enfrentara una pandemia”.

Convencido de que es portador de covid-19, llamó a su esposa, le pidió que le empacara ropa en una maleta y se la dejara al lado del carro en el parqueadero. “Yo creí que me iban a enviar a un sitio especial a cuarentena o que me iban a realizar el test de coronavirus. Al ver semejante omisión, decidí alquilar un hotel a 100 metros de mi casa para no contagiar a mi esposa, mi hija o a otros ciudadanos, no me lo perdonaría”.

Aislado en el hotel ubicado al lado de su apartamento, buscó los números de teléfono que se publicitan en todas partes para atender inquietudes sobre Covid-19.

Casos en el Caaribe


Primero llamó a Migración Colombia en donde se comunicó con un funcionario y le contó su historia. Luego,  a la Nueva EPS en donde recibió su llamada Elizabeth Rodríguez, “ ella solo me preguntó: tiene fiebre. Le dije que no. Me dijo ah bueno, entonces allá en el hotel va a estar 14 días. Cómo me puede decir eso tan tranquilamente, estoy en un hotel sin saber si estoy contaminando a todo el mundo. Ella me dijo no hay de otra o entonces vete para tu casa. Le dije que no iba a ir a contagiar a mi esposa y mi hija. Me dijo no, no puedo hacer nada más, lo siento”.

En seguida hizo lo mismo con la línea de emergencia 1,2,3 en donde le contestó Patricia Góngora. Luego a la Secretaria de Salud, ahí atendió su llamada Ricardo  Rojas Higuera y realizó un último intento con el Ministerio de Salud en donde lo atendió Néstor Buitrago. Todos mostraron desinterés en su caso.

Afirma que en ninguna de las entidades le prestaron la atención debida. “Si yo soy un portador de Coronavirus como
creo que soy, fácilmente he contagiado  a 50 personas. Estoy en un hotel en donde hay muchos turistas extranjeros, no tienen servicio a la habitación si no buffet, así que utilizó los mismos utensilios que los demás. Yo trato de estar confinado en un acto de responsabilidad pero me toca salir tres veces al día para tomar los alimentos. Aunque uso tapabocas, gel antibacterial y me lavo las manos cada veinte minutos”.


Desesperado, con la creencia que tiene coronavirus, pues asegura que vio gente toser todo el tiempo en la embarcación, la tripulación en su mayoría eran ciudadanos españoles el quinto país con mayor número de contagios en el mundo y con un agravante todos los países donde descendió del crucero tienen casos de covid-19. Jamaica con 15 casos, Islas Caimán con un reporte, Panamá con 69 contagios y un deceso y Cartagena con  dos positivos de la enfermedad.

“No entiendo porque hicieron tanta parafernalia con ese crucero. Cinco días hablando de ese barco, que lo iban a poner en cuarentena, que iban a enviar a la Fuerza Aérea, que estaría a dos millas de la Terminal de Cruceros de Cartagena, en fin, todo un drama solo para calmar a la opinión pública y uno llega al país y tiene que rogar para que lo escuchen y le hagan un test”.

 

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