Es uno de los penales más importantes entre los 138 que tiene el sistema penitenciario y carcelario del país. Con casi dos décadas a cuesta, Cómbita fue uno de las primeras cárceles construidas con la asesoría del bureau de prisiones de los Estados Unidos para recluir a internos con fines de extradición. Corría 2002 cuando fue inaugurada. El gobierno americano no estaba dispuesto a permitir que se repitiera la historia de La Catedral de Pablo Escobar o de La Modelo y la Picota en la que los denominados extraditables con su poder corruptor vivían como “reyes” en centros de reclusión que parecían más hoteles cinco estrellas que penales.
Paradójicamente, en esta mole de concreto y hierro que alberga 1800 reclusos, los internos no son el problema, tampoco el hacinamiento. Hoy los cuestionamientos recaen en el comandante de custodia y vigilancia (e) un capitán del cuerpo de custodia y vigilancia que, según denunció la propia guardia penitenciaria, tiene serios problemas de maltrato a las mujeres que son sus compañeras de trabajo y se rehúsa a aceptar que una mujer sea su superior, a tal punto que agredió a la actual subdirectora, Mábel Julieta Rico Vargas, una abogada con más de 18 años en el Inpec, experta en asuntos de tratamiento penitenciario.
El tema conflicto llegó a su punto más alto el pasado 04 de marzo. Hacia las 9:30 am, en medio de un proceso de verificación de las encomiendas enviadas por los familiares de los internos con los productos de primera necesidad, la subdirectora Rico verificaba el cumplimiento del pasó de los paquetes por el escaner.
Minutos después, el capitán Nelson Cano Sánchez, irrumpió en el portal número tres, y de manera violenta le quitó a la subdirectora Rico los papeles que esta tenía en sus manos. La rudeza de la agresión hizo que la funcionaria tambaleara. Según testigos que se encontraban en ese momento en el lugar, la pronta ayuda del director del penal, el Coronel Germán Ricaurte, impidió que se golpeara. Pero lo peor vino después.
El capitán Cano, increpó a la subdirectora y vociferante le manifestó que “no cumplía órdenes a una mujer, y que las mujeres no deberían estar en ningún cargo porque inoperantes, inútiles e ineficientes”. La subdirectora Rico abrumada, le exigió respeto y le recordó que así estuviera en desacuerdo ella era su superiora y estaba siendo víctima de una agresión.
El funcionario, continuó gritando que no iba a obedecer a ninguna mujer y que había dado la orden a sus subalternos, alrededor de 300 integrantes del cuerpo de custodia que se abstuvieran de cumplir cualquier orden impartida por la subdirectora. Y agregó “ los cargos directivos solo deben ser ocupados por hombres porque las mujeres son incapaces, un estorbo”.
Internos, abogados, dragoneantes y auxiliares del Inpec, abogados que justo en ese momento ingresaban a entrevista con sus clientes recluidos en el penal, presenciaron estos hechos que calificaron como misogenos e injustificable en pleno siglo XXI.
Uno de los abogados que fue testigo de lo sucedido, le advirtió a la Agencia de Periodismo de Investigativo, API, que “La actitud del capitán pone en riesgo que se pierda la subordinación tanto de la guardia como de los internos, e incluso se puede poner en riesgo la seguridad del penal porque no se trata de cualquier integrante de guardia, si no del comandante de custodia y vigilancia. Quien adicionalmente incurrió en una falta gravísima al faltarle al respeto a un superior y también el Código Penal porque lo que hizo es un delito, discriminación por género” destacó el profesional del derecho.
La estructura de mando en la cárcel de alta seguridad de Cómbita esta comandada por su director, sigue en nivel jeráquico la subdirectora Mabel Julieta Rico y el tercero al mando del penal es el capitán de la guardia Nelson Cano quien es el comandante de vigilancia y custodia que tiene como función manejar a 324 guardias.
En cuanto a la población carcelaria en ese penal conformada por 1800 internos, se deben cuidar los que son considerados los 250 reclusos más peligrosos del pais. Allí en el pabellón de maxima seguridad, entre otros reclusos, estan privados de la libertad, la cúpula de la Oficina de Envigado, los miembros del Clan del Golfo, la banda criminal Los Pelusos, los Pachelli de Medellín, los secuestradores de la sobrina del nobel Gabriel García Márquez y lideres de bandas de Cali y la Costa Atlántica, denominados perfiles uno en la seguridad nacional, por su su alto perfil delincuencial.
La situación se hace más compleja porque es la subdirectora Mabel Julieta Rico, quien asume como encargada del penal, cuando el director debe cumplir compromisos laborales en el nivel central, tiene días compensatorios de descanso o de vacaciones, por ello cualquier acto de insubordinación o deslegitimación de la autoridad en Combita ante la guardia puede derivar en acciones de desobediencia, huelgas o en el peor de los casos, fugas de los internos. De allí que el caso represente más que una agresión a una integrante del cuerpo directivo de la prisión y un caso de misoginia, odio a la mujer, de los muchos que se presentan a diario en el país.
El asunto resulta un contrasentido, como quiera que asociadas a asuntos que tienen que ver con el sistema carcelario en Colombia están, entre otras mujeres, la vicepresidente Martha Lucia Ramírez; la vicefiscal María Paulina Riveros, también maneja el asunto, la ministra de Justicia, Gloria Maria Borrero, y al interior del Inpec, es una directora, Imelda López quien dirige la regional central.
Por ahora, la dirección del Inpec no se pronuncia, al igual que el capitán Nelsón Cano. Este semana se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Según cifras oficiales, Colombia ocupa el quinto lugar de maltrato contra la mujer en Latinoamérica, el año pasado, Medicinal Legal tramitó más de 60 mil casos de agresiones a mujeres por parte de sus parejas, hubo alrededor de 800 feminicidios en 2018. En el tema laboral, el maltrato sigue aumentando, como el caso de la subdirectora de la cárcel del Cómbita, Mabel Julieta Rico Vargas, quien lleva dos décadas en la titánica tarea de custodiar a los más peligrosos delincuentes del país.