A finales del pasado mes de junio una fotografía indignó al país. Un elefante delgado, solitario, postrado en un terreno sin pasto con barro y rodeado de una pared de concreto.
Se trata de Tantor, un elefante africano de sabana. Un macho que desde hace 31 años permanece en el zoológico de Barranquilla.
En libertad, cualquiera de su especie, la más grande de la tierra pasta 18 horas al día. Ingiere una media de 135 kilogramos y recorre largas distancias en busca de alimento. En el entretanto dispersan semillas y contribuyen a la nutrición de los terrenos con sus excrementos.
Pero el caso de Tantor es distinto. El 25 de abril de 1991 fue trasladado de la Hacienda Veracruz en Repelón, Atlántico, al zoológico de Barranquilla.
El paquidermo era parte de un grupo de 153 narcovíctimas, animales silvestres que fueron confiscadas por la liquidada Dirección Nacional de Estupefacientes, DNE, a los narcotraficantes Pablo Escobar y los hermanos Jorge Luis y Juan David Ochoa Vásquez.
Tantor vivía en la Hacienda Veracruz propiedad de los Ochoa Vásquez con otros animales víctimas del tráfico ilegal; un rinoceronte, un avestruz, 14 flamencos, tres ñandúes y ocho antílopes de la India.
Luego que la Agencia de Periodismo Investigativo, API, interpusiera una acción de tutela para que se respondiera un derecho de petición que no fue contestado dentro de los términos estipulados en la ley, el zoológico procedió a responder los requerimientos de este medio.
Otro antecedente marca el devenir de Tantor. En 1990 el Consejo Nacional de Estupefacientes le había solicitado al Instituto Colombiano para la Protección de Recursos Naturales No Renovables, Inderena, hacerse cargo de estos animales que durante años alimentaron el ego de los narcos, pero la entidad se rehusó a recibirlos.
Se decidió entonces repartirlos a los distintos zoológicos del país, un hecho que generó animadversiones entre estos.
Por ejemplo, el Zoológico de Cali aunque había recibido un fax del ministerio de Justicia invitando a elegir qué animales podía y querían cuidar, solo admitieron una tortuga de aldraba. Este hecho en su momento generó la molestia de su directiva quien advirtió competencia desleal entre los zoológicos.
Con un detalle adicional, en su momento la organización internacional WSPA, una de las más importantes a nivel mundial en la defensa animal, a través de la regional para Centroamérica recomendó no sacar a los animales de estos hábitats, lo propio hicieron veterinarios y biólogos.
Sin embargo, públicamente un funcionario de la Policía aseguró que en estas haciendas estaban padeciendo por suministro de alimentos.
Posteriormente se aseguró que el comentario del uniformado que modificó el destino de los animales lo hizo porque en la Hacienda Nápoles se habían negado a obsequiarle una gacela, aunque ya le habían regalado cuatro.
La suerte de los animales quedó decidida. De la Hacienda Veracruz, al Zoológico de Medellín le fue asignado un rinoceronte y un avestruz. El de Cali recibió antilopes, ñandúes, ciervos y flamencos. Al zoológico de Barranquilla fueron trasladados dos dromedarios, dos bisontes y dos elefantes.
Para marzo de 1995 las especies enviadas a Cali y Medellín aún vivían, pero en cambio en el de Barranquilla, según se conoció, tanto los dromedarios como uno de los elefantes, la hembra murió. El macho es Tantor, el mismo que ha causado indignación entre los animalistas por el estado que revelan las imágenes.
La Agencia de Periodismo Investigativo, API indagó sobre el paquidermo, sin embargo, solo a través de una acción de tutela fue posible la respuesta del zoológico.
La Fundación Botánica y Zoológica de Barranquilla, a través de su representante legal, Farah Ajami Peralta respondió que el peso de Tantor ha oscilado entre cuatro y cinco toneladas. En libertad y a pesar de que estos ejemplares recorren cientos de kilómetros los machos pueden llegar a pesar 6 toneladas.
Ajami Peralta informó que en el año 2017, por primera vez, le fue realizada una biometría al elefante. Su longitud es de 3.57 metros, su altura es de 3.05 metros, la longitud de su cola es de 133 centímetros, no revelaron las medidas de sus orejas y trompa que evidencian su estado de salud.
Indicó que el zoológico además, que él animal no está confinado, que se encuentra en un ambiente abierto sin techo, “bajo cuidados humanos profesionales” y que el ambiente está delimitado por un muro perimetral de concreto de 108 metros, con un área de 600 metros cuadrados la cual incluye una piscina de 78.5 metros cuadrados “a la que el animal puede acceder de manera permanente”.
Así mismo, precisó que el área de 600 metros cuadrados incluye una zona de resguardo, “que se utiliza para separar al animal diariamente, con el fin de realizar tareas de aseo y mantenimiento de ambiente”.
En cuanto a las características del suelo afirman que es arena negra y algunos sectores cuentan con pasto, aunque en las fotografías de la denuncia se evidencia muy poco.
Su dieta, según el zoológico, está conformada por tres variedades de pasto, admirable, uvito y hoja de plátano. Además aseguran que consume caña de azúcar, guineo verde, ahuyama, mazorca, zanahoria, una mezcla de tres variedades de concentrado y suplementarios con sal mineral.
De manera complementaria, indican que le suministran maíz pira, jugos de fruta, helados de fruta, hojas de palma, cocos, cacahuates y ramas de árboles.
Se indagó la posibilidad de remitir a Tantor, quien fue una víctima más de los narcotraficantes y luego ha permanecido encerrado durante 31 años en un zoológico, el traslado a un santuario de elefantes como el The Elephant Sanctyafy en Estados Unidos o el Global Sanctuafy de Brasil y la respuesta fue un no rotundo.
El santuario ubicado en Tenesse fundado en 1995 y que alberga a 28 elefantes retirados de circos y zoológicos tiene un área de 2.700 acres y no están sometidos al estrés que les causa ser espacios abiertos al público como ocurre con los zoológico.
Aseguran que el traslado de un animal que se encuentra bajo cuidados humanos solo aplica cuando sus condiciones de bienestar no son óptimas o cuando median recomendaciones o decisiones de manejo poblacional reproductivo.
Dicen que Tantor es propiedad de la Nación y que se encuentra bajo óptimas condiciones, aunque las denuncias realizadas y las imágenes parecen indicar lo contrario.
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